Más fabricantes japoneses siguen apostado por una iniciativa colectiva liderada por Toyota y la empresa de telecomunicaciones SoftBank para el desarrollo de vehículos autónomos.
Dirigida principalmente a servicios de viajes compartidos como los que prestan Uber o Lyft, la firma, denominada Monet, acaba de sumar dos nuevos socios: Subaru y Mazda. Al igual que Suzuki, Isuzu y Daihatsu, filial de Toyota, han invertido el equivalente a $530,620 dólares.
Gracias a ello, explicaron en un comunicado, tendrán una participación de 2 por ciento en la naciente compañía, cada una de las fundadoras conservarán 35 por ciento de Monet, que actualmente está capitalizada en $26.6 millones de dólares, según Automotive News.
Anteriormente, la iniciativa atrajo capitales de Honda e Hino, la subsidiaria de Toyota dedicada a los camiones. Ambas compañías han dicho que harán inversiones adicionales, pero mantendrán su participación actual del 10 por ciento.
Presentada en octubre pasado, Monet tiene planes para implementar servicios de movilidad bajo demanda en Japón a partir de 2020. Se espera que la compañía sea la plataforma para el Toyota e-Palette, un vehículo autónomo y modular revelado en CES 2018.
Esencialmente, se trata de una caja con ruedas completamente eléctrica, diseñada para mutar entre un transporte de pasajeros y un vehículo de carga. De todos modos, la versión mostrada en Las Vegas era un conceptual y estaba lejos de entrar a producción.
Si bien Toyota continúa desarrollando tecnología de conducción autónoma dirigida a clientes minoristas, la empresa conjunta es otro indicio de que la inteligencia artificial se desplegará en las flotas comerciales mucho antes de que se venda a propietarios individuales.
El auge de Uber y Lyft ha supuesto un desafío inesperado para las casas automotrices. El uso compartido representa una amenaza para las ventas, pero también una potencial nueva fuente de ingresos.
Las previsiones indican que los carros robotizados harán más eficientes los servicios de viajes compartidos, partiendo porque pueden permanecer en la calle más tiempo y –por ende ganar más dinero- que los conductores humanos.
Además de invertir en Monet, SoftBank tiene participaciones en Uber y el gigante chino de viajes compartidos Didi Chuxing. Toyota, por su parte, también ha puesto algunas de sus fichas en el programa de autónomos de Uber.
Unirse a Monet da a los fabricantes más pequeños acceso a los considerables recursos de investigación y desarrollo de Toyota, considerando que el desarrollo de nuevas tecnologías es costoso y, probablemente, esté fuera de su alcance.
Subaru ya ha trabajado con Toyota en los deportivos gemelos BRZ y 86, y utiliza tecnología híbrida del mismo socio en el Crosstrek Hybrid. Mazda tiene un acuerdo con el gigante nipón para desarrollar motores eléctricos. En conjunto, están construyendo una fábrica en Huntsville, Alabama. La prueba más tangente de dichas sinergias es el actual Toyota Yaris, que está basado en el Mazda 2.
El costo y la complejidad de los vehículos autónomos han originado numerosas asociaciones entre fabricantes, así como con firmas tecnológicas y proveedoras de servicios como Uber. Pero sigue sin estar claro si alguna de estas empresas conjuntas acelerará el despliegue masivo de la inteligencia artificial al volante o si bien el público estará listo para adoptarla.