Si alguna vez tuviste la oportunidad de ver de cerca un Airbus 380, es probable que hayas quedado admirado al ver lo masivo que es. Pero esta aeronave se queda corta en comparación al recientemente estrenado avión Stratolaunch. Con una envergadura de 385 pies de extensión de alas, 250 pies de largo y 50 pies de altura, se supone que es el más grande del mundo.
La gigantesca aeronave, que gracias a su doble fuselaje hace que parezca algo así como dos aviones soldados entre sí, fue sacada de un hangar de Mojave Air y Space Port en California esta semana para comenzar los preparativos para una serie de pruebas terrestres.
Diseñado por Vulcan Aerospace, una compañía lanzada en el 2015 por el cofundador de Microsoft, Paul Allen, Stratolaunch puede transportar una carga útil de hasta 550,000 libras, y utiliza seis motores típicamente utilizados por un Boeing 747.
Pero este no es un avión de pasajeros ni un ostentoso jet privado, sino que es una aeronave diseñada especialmente para lanzar cohetes que transportarán satélites al espacio.
El Stratolaunch, al igual que los sistemas de cohetes diseñados por SpaceX y Blue Origin, se centra en la reutilización como una forma rentable de lanzar misiones espaciales. El diseño de Allen, sin embargo, difiere claramente en que toma un «acercamiento estilo aeropuerto».
El avión está diseñado para llevar un cohete en la parte inferior de su ala central, soltándolo cuando alcanza una altura de alrededor 35,000 pies. Un sistema de este tipo supondría costos de combustible más bajos que los de un cohete lanzado desde el suelo. Además, con su rango de 2,000 millas, tendría una mayor flexibilidad sobre dónde puede despegar y aterrizar en comparación con los lanzamientos de cohetes de ubicación fija. El sistema «reduce significativamente el riesgo de costosos retrasos o cancelaciones», dice el equipo en su sitio web.
Con SpaceX y Blue Origin en mente, Allen dice que el Stratolaunch ofrecerá a sus clientes «una alternativa consistente, flexible y viable a los cohetes tradicionales lanzados desde el suelo».
El acceso más barato a la órbita terrestre baja, explica Allen en un blog, permitiría el lanzamiento de más satélites para la investigación científica y monitoreo, aunque no está claro cómo los costos de funcionamiento de Stratolaunch se compararán con los sistemas rivales.
Si las pruebas en las próximas semanas y meses van de acuerdo al plan, el enorme Stratolaunch podría llegar a los cielos en el 2019.