En los últimos años, ha habido un gran incremento de las campañas de seguridad entre los fabricantes de vehículos, pero este último caso que involucra a Ford es un poco diferente.
En lugar de llamar a revisión a los automóviles, el fabricante más antiguo de los Estados Unidos está retirando los cables de carga incluidos en sus carros híbridos enchufables y eléctricos.
La preocupación es que el cable llegue a ser usado en situaciones que pudiesen ocasionar un incendio. De hecho, la compañía dijo en un comunicado divulgado este miércoles 22 de agosto que ya estaba «al tanto de algunos informes sobre la presencia de fuego”, aunque evitó precisar si las llamas causaron lesiones en personas o daños graves en los autos.
Por tal motivo es que la firma del óvalo azul está retirando aproximadamente 50,000 cables de carga de 120 voltios de los siguientes modelos:
- Focus Electric 2012, 2013, 2014 y 2015, construidos en la planta de ensamblaje de Michigan entre el 15 de septiembre de 2011 y el 14 de marzo de 2015
- Fusion Energi 2013, 2014 y 2015, construidos en la planta de ensamblaje de Hermosillo entre el 4 de septiembre de 2012 al 5 de marzo de 2015
- C-MAX Energi 2013, 2014 y 2015, construidos en la planta de ensamblaje de Michigan entre el 13 de abril de 2012 y el 14 de marzo de 2015
En su declaración, el gigante automovilístico explicó que usar un cable de carga compatible de 120 voltios que presente daño, desgaste o corrosión “puede provocar un aumento de temperatura en el tomacorriente de la pared y potencialmente causar un incendio». El mismo escenario previó la marca con sede en Dearborn cuando el accesorio es conectado a una toma de CA que no está en un circuito dedicado.
En total, en América del Norte se encuentran en circulación 50,524 unidades con cables de carga que deben devolverse: 49,197 de ellos se hallan en Estados Unidos y los restantes 1,327 fueron comercializados en Canadá.
Ford dijo que contactará por correo a los propietarios afectados para pedirles que lleven su vehículo al concesionario Ford más cercano, donde el antiguo cable será reemplazado por uno original de última generación, que incluye un termistor.
«El termistor puede identificar las condiciones de sobrecalentamiento en la interfaz “plug/outlet”, caso en el cual suspende la carga hasta que la temperatura disminuya a un nivel seguro de operación”, agregó la casa automotriz.
La comunicación a los clientes también se encargará de recordarles las especificaciones que deben cumplir los enchufes de pared, así como enfatizarles que las extensiones para cables “no deben usarse bajo ninguna circunstancia” en el procedimiento de carga.
El código de referencia de Ford asociado a esta campaña es el 18S24. Como suele ocurrir en este tipo de iniciativas, el nuevo accesorio se ofrecerá sin costo alguno a los conductores del Focus eléctrico y las versiones híbridas enchufables del Fusion y C-MAX.
En una campaña de menor alcance, la marca del óvalo azul emitió una alerta de seguridad para un centenar de unidades de los modelos Edge 2018, Flex 2019, Lincoln MKX 2018 y Lincoln MKT 2019 por un problema con los sujetadores del cable de suministro de energía que, en ciertas circunstancias, también podría provocar un incendio. Para saber más detalles, puedes consultar en el sitio web de Ford.
Historial de campañas
Solo durante esta temporada, la industria automotriz ha vivido varios episodios de reemplazos de piezas y partes defectuosas. Hyundai y su filial Kia emitieron un aviso en junio para más de medio millón de vehículos en Estados Unidos, debido a un problema con las bolsas de aire (airbags).
En marzo pasado, Ford efectuó un “recall” a 1.3 millón de unidades tras descubrirse una falla en la dirección, específicamente vinculada al volante. El mes previo, Toyota había convocado a 65 mil de sus clientes debido a «pernos indebidamente asegurados» y el funcionamiento deficiente del sistema de control de estabilidad de los vehículos.
La mayor campaña que recuerde el sector no lo protagonizó un fabricante, sino que el proveedor de bolsas de aire Takata, que el año pasado terminó declarándose en bancarrota. El letal sistema de la firma japonesa –al activarse, lanzaba esquirlas a la cara y el cuello de los ocupantes- forzó el retiro de más de 100 millones de vehículos de 19 marcas durante varios años.