Parece ser que, para algunos, el Diablo GT estándar no era lo suficientemente hardcore. El modelo GTR fue desarrollado exclusivamente para la pista, y así lo hemos visto. Lamborghini eliminó el sistema de aire acondicionado, el de sonido, y todo aquello que podía agregar “demasiado” peso al vehículo. El GTR es fuerte, potente, rápido, y cuando estás en su interior no echas de menos ninguna cosa.
Las medidas de ahorro de peso fueron más allá de la cabina. Las ventanas están hechas de plexiglás, y la mayor parte del vehículo está hecho de fibra de carbono, un material en el que Lamborghini ha estado trabajando con perseverancia desde 1983. Las principales excepciones a la regla son las puertas, que por razones de seguridad están hechas de aluminio, y el techo, que está hecho de acero con el fin de mantener la rigidez necesaria.
Hemos guardado lo mejor para el final: el motor. El GTR utiliza una versión mejorada del V12 de 6.0 litros de aspiración natural del GT, el cual bombea 590 caballos de fuerza y 472 libras-pies de torque. Canaliza esta potencia a las ruedas traseras a través de una transmisión manual de cinco velocidades, la cual proporciona a los entusiastas y nostálgicos la deliciosa sensación de una conducción analógica, anhelada cada vez más. Las modificaciones hechas en los frenos y en la suspensión ayudan al conductor a aprovechar al máximo la potencia de los 12 cilindros en pista. Pero recuerda: es un carro fabricado antes de los tiempos en que las ayudas de conducción electrónica se convirtieran en norma. Queremos decir que si te equivocas y doblas una esquina demasiado rápido, te la vas a pegar y te va a doler. Y mucho.
Lamborghini fabricó 30 ejemplos del Diablo GTR. Éste, a la venta en Dinamarca, es el número 22. Está muy bien conservado, según el anuncio, y ha cubierto solamente 6,200 millas en sus 17 años de vida. Desde el punto de vista de la inversión, es una apuesta aún mejor que un Tesla de stock.
Si estás interesado, ponte en contacto con Formula Automobile y trata de persuadirles para que te digan lo que todos queremos saber: el precio. Si cierras el trato, deberás tomar el próximo vuelo a Dinamarca y recoger allí mismo tu nuevo juguete. Pero ya que andarás por Europa quizá podrías aprovechar y visitar la fábrica Lamborghini en Sant’Agata Bolognese, Italia. Valdrá la pena.
