El cuarto mayor fabricante global de automóviles por volumen ha resultado de la fusión de los grupos Fiat Chrysler (FCA), que también engloba a la marca especializada en camionetas Ram, y PSA, bajo cuyo alero están firmas como Peugeot, Citroën, Opel y Vauxhall.
Según los términos del acuerdo, confirmado el 18 de diciembre de 2019, el CEO de Peugeot, Carlos Tavares, tendrá el mismo cargo en el nuevo coloso de la industria automotriz, mientras que el presidente de FCA, John Elkann, asumirá el liderazgo del directorio.
El conglomerado galo y el italo-estadounidense celebraron «un acuerdo de acercamiento vinculante» tendiente a la fusión, un proceso que estimaron en entre 12 y 15 meses, y que pretende aportar «capacidades de inversión reforzadas para la nueva entidad con tal de hacer frente a los desafíos de una nueva era de movilidad sostenible», recogió SWI.
Los ministros de Economía de Italia y de Francia, Bruno Le Maire y Roberto Gualtieri, celebraron la alianza. El primero la calificó como «una muy buena noticia para Francia, para Europa y nuestra industria del automóvil», mientras que su colega señaló que «representa un paso fundamental hacia la consolidación del mercado».
Tras Ford y Chevrolet, FCA es la tercera mayor compañía del rubro en Estados Unidos, mientras que PSA es el segundo más grande de Europa. La fusión originalmente revelada el 31 de octubre convierte a la compañía combinada en un nuevo actor global, tras el Grupo Volkswagen, que lidera la industria y controla a firmas como Audi, Lamborghini y Porsche. Los otros gigantes mundiales son la alianza franco-japonesa Renault-Nissan y la japonesa Toyota.
“En un entorno de continuos cambios, con nuevos retos en cuanto a conexión, electrificación, movilidad autónoma y compartida, la entidad común aprovecharía su fuerte presencia global en investigación y desarrollo para fomentar la innovación y enfrentar estos nuevos desafíos con rapidez y eficiencia de capital”, explicó mediante un comunicado FCA.
De acuerdo con el mismo texto, el conglomerado totaliza 8.7 millones de unidades vendidas, ingresos cercanos 170,000 millones de euros ($190 billones de dólares) y ganancias operativas que superan los 11,000 millones de euros ($12.3 billones de dólares), según los resultados de 2018.
“Se estima que el incremento significativo en el valor resultante de la transacción es del orden de 3,700 millones de euros ($4.13 billones de dólares) en sinergias anuales proyectadas, derivadas principalmente de una asignación de recursos más eficiente para inversiones a gran escala en plataformas de vehículos, propulsión y tecnología, y mayor poder adquisitivo inherente a la nueva dimensión del grupo fusionado”, añadió.
Junto con aclarar que las estimaciones no contemplaban el cierre de plantas, FCA pronosticó que 80 por ciento de las sinergias recién podrían lograrse después de cuatro años y tendrían un costo que bordearía los 2,800 millones de euros ($3,1 billones de dólares).
Según se informó, “la nueva compañía matriz con domicilio en Holanda cotizaría en la Euronext (París), la Bolsa de Valores italiana (Milán) y la Bolsa de Valores de Nueva York, y seguiría manteniendo presencias significativas en las sedes centrales actuales en Francia, Italia y Estados Unidos”.
La naciente empresa tendría desde su estreno “los más altos márgenes en los mercados donde operaría, basado en la fortaleza de FCA en Norteamérica y en Latinoamérica, y Grupo PSA en Europa”, considerando la presencia de sus marcas en los segmentos de lujo, premium, de volumen, SUV, camionetas y comerciales.
Entre otras declaraciones de intenciones, el comunicado destacó que “la entidad fusionada reuniría las amplias y crecientes capacidades de las compañías en tecnologías que forman una nueva era de movilidad sustentable, incluyendo la electrificación del tren motriz, conducción autónoma y conectividad digital”.
Entrevistado por Detroit News, el editor ejecutivo de Cox Automotive, Karl Brauer, dijo que si bien FCA ni PSA están en posición de liderar por sí solas la industria en ventas de vehículos y desarrollo de productos, “como frente unido sí pueden entrar en la pelea por volumen, cuota de mercado y tecnología con los fabricantes más potentes «.
En junio de 2019, FCA revocó su oferta de fusionarse con Renault por las preocupaciones de que el gobierno francés aceptara la operación, pues el Elíseo posee una participación de 15% en la compañía. No es un secreto que el conglomerado ha buscado en varias ocasiones una alianza para apalancar al fabricante del rombo en un mercado global que depende cada vez más de la economía de escala.
No es la primera vez que PSA pone sus ojos en Estados Unidos. En 1978, se hizo cargo de Chrysler en Europa y asumió su deuda, aliviando a la matriz en momentos de profundas dificultades. En 2017, volvió al rescate, pero esa vez del brazo europeo de General Motors, al tomar el control de Opel y Vauxhall, por las cuales desembolsó $2,3 billones de dólares. Producto de esa reciente operación, se convirtió en el segundo fabricante más poderoso del continente después de Volkswagen.
PSA congrega también a DS Automobiles, que nació en 2009 como división de alta gama de Citroën, en tanto que bajo el paraguas FCA se hallan además Maserati y el proveedor italiano de componentes electrónicos Magneti Marelli.
*Actualizada el 18 de diciembre de 2019 con la confirmación de la alianza