Debemos asegurarnos de que los carros autónomos sean diseñados pensando en todo tipo de escenarios, incluso los más peligrosos.
Además de cumplir con el mínimo de reglas de seguridad, la industria automotriz y todas las demás partes que algo tienen que ver con esta tecnología emergente deben también poner atención a los riesgos de seguridad.
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Uno de los riesgos es la súper conectividad con la que vienen estos autos. John Carlin, asistente del Fiscal General para la seguridad nacional, alerta sobre amenazas de criminales, terroristas y asesinos durante una conferencia sobre autos en Detroit, según reportó Bloomberg Technology.
“No ay un sistema de internet donde puedas construir una pared tan alta y tan profunda como para mantener a una persona dedicada al crimen o a terrorismo por fuera de la conectividad del sistema”, dijo Carlin.
La idea de un equipo extranjero conduciendo un auto a control remoto desde otro país a continentes de distancia, parece un escenario de ciencia ficción pero no debe descartarse.
Hubo un incidente en el 2015 con un Jeep Cherokee que fue hackeado para demostrar que es posible tomar control de los vehículos a millas de distancia.
Este suceso disparó las alarmas sobre el sistema de conectividad automotriz y también Fiat Chrysler Automobiles NV hizo una recogida de 1.5 millones de autos.
También, varias oficinas de seguridad federal empezaron a investigar por qué la empresa no reportó el problema durante 18 meses.
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Hacer énfasis en este tipo de seguridad es esencial cuando se está pensando en masificar un producto a futuro. Puede que los autos no siempre tengan a alguien adentro que pueda tomar control de un vehículo cuando este no está funcionando bien o cuando alguien de lejos – en un caso hipotético- tome control del aparato.
Estos autos tienen sistemas de posicionamiento, celular, Wi-Fi y cámaras de 360 grados. “Cuando podemos transformar unos productos y hacerlos masivos, estos pueden ser un nuevo arsenal para una guerra”, afirma Carlin.
“Hemos visto a otras naciones intentar asesinar a aquellos que no comparten sus creencias. Si tuvieran la capacidad de hacerlo de forma remota y segura, no veo por qué no lo harían”, finaliza Carlin.