A principios de la década pasada, Cadillac decidió abandonar los modelos que adoraban los jubilados para enfocarse en ser una real competencia para los fabricantes alemanes de automóviles de lujo. Dado que BMW y Mercedes-Benz tenían sus divisiones de rendimiento M y AMG, respectivamente, Cadillac decidió crear una propia, llamada Serie-V. La idea cumple ya 15 años y está a punto de crecer, con las variantes de rendimiento que exhibirán los nuevos sedanes CT5 y CT4.
Los vehículos, cuyos nombres aún no están confirmados, fueron mencionados brevemente al final de un nostálgico comunicado sobre los 15 años de historia de la submarca de desempeño. La filial de General Motors no proporcionó detalles sobre los dos nuevos sedanes deportivos y solo se limitó a decir que se darán a conocer el 30 de mayo en Detroit. La empresa aún no ha mostrado la versión estándar del CT4, mientras que el CT5 hizo su debut público en abril último, con motivo del Salón de Nueva York. El CT5 es el más grande de los dos, lo que lo convierte en un reemplazante de facto del actual Cadillac CTS, mientras que el CT4 probablemente relevará al ATS.
La Serie-V de Cadillac ha avanzado mucho en la última década y media. El CTS-V original se lanzó en 2004 con un V8 de 5.7 litros heredado de la gama Corvette, que producía 400 caballos de fuerza canalizados a las ruedas traseras a través de una transmisión manual de seis velocidades. El CTS-V de la actual generación también obtiene su motor del Corvette: utiliza el V8 sobrealimentado de 6.2 litros de la versión Z06 del deportivo de Chevrolet. Ese bloque desarrolla titánicos de 631 hp, aunque no se puede obtener con caja manual.
«Desde sus inicios, la Serie-V representó la máxima expresión de nuestro diseño, tecnología y rendimiento, que llevó a nuestras salas de exhibición a un tipo de cliente completamente nuevo, orientado al desempeño, y ayudó a transformar la imagen tradicional de la marca en una con diferentes facetas para diferentes perfiles de conductores”, resaltó el presidente de General Motors, Mark Reuss.
Músculo americano en un traje caro. Esa ha sido la tarjeta de presentación de la Serie-V, que equipó con grandes V8 al sedán STS y al convertible XLR, e hizo realidad los sueños de todos los periodistas automovilísticos con una versión ranchera (vagoneta o station, según el país) del CTS-V de segunda generación, así como un coupé de inconfundible aspecto. Cadillac optó por un V6 biturbo más pequeño de 3.6 litros para el ATS-V coupé y el sedán, pero aún con 464 hp.
El modelo más reciente de la Serie-V, el CT6-V, utiliza un nuevo V8 de biturbo de 4.2 litros llamado Blackwing, y fue el primero de la gama con tracción total. Cadillac anunció que la tracción total se agregará a los futuros modelos de la Serie-V, por lo que no nos sorprendería verla en el CT5 o CT4. Mientras tanto, el CT6-V impulsado por el Blackwing probablemente se convertirá en el único bicho raro de la familia, ya que será la única variedad de la línea CT6 que General Motors planea construir por otro año.
«La Serie-V es una filosofía, partiendo por los componentes únicos que equipa cada variante. Eso significa que sus diversos modelos ofrecen experiencias de conducción particulares, pero siempre inspiradas en la genuina perspectiva única sobre el rendimiento que tiene Cadillac», complementó el ingeniero jefe del fabricante, Brandon Vivian.
Todos estos brutales ejemplares de la Serie-V han contradicho décadas y décadas de elegantes y lujosos cruceros de Cadillac. Para desarrollarlos como era debido, la casa automotriz hizo algo más fuera de lo normal: se anotó en las carreras. Dos generaciones del CTS-V, así como el ATS-V, demostraron ser competitivos en la pista, y la gama Daytona Prototype International (DPi) de Cadillac sigue ganando carreras regularmente. Por lo mismo es que esperamos muchos de las variantes Serie-V de los modelos CT5 y CT4. Al menos, muestran que Cadillac todavía está interesado en los autos de alto rendimiento, un segmento que casi inexorablemente se está inclinando hacia las SUV y la electrificación.