Parte del duro reto que implica convencer a los dueños de autos tradicionales de unirse a la revolución de los vehículos eléctricos es persuadirlos con la idea de que los robots “simplemente funcionan”, tal como lo comentaba en su momento Steve Jobs, el fallecido cofundador del gigante tecnológico Apple. Para ir en búsqueda de ese objetivo, una de las fórmulas más apropiadas es ofrecer a los usuarios una experiencia de uso más simple, sobre todo en lo que respecta a la carga. Y que lance la primera piedra quien no haya olvidado dejar enchufado su teléfono inteligente por la noche…
En el pasado reciente, las firmas ligadas a dicha tecnología y sus especialistas han desarrollado ideas innovadoras en esta materia, como por ejemplo construir carreteras capaces de cargar las baterías de los carros de forma inalámbrica a medida que avanzan, pero actualmente ha irrumpido en Europa un grupo de profesionales que quiere dar un paso más allá.
Hablamos de un grupo de ingenieros de la Universidad Tecnológica de Graz, en Austria, que trabajan en conjunto con el fabricante alemán BMW y la Sociedad Austríaca de Ingenieros Automotrices, entre otros selectos organismos, quienes han presentado una alternativa eficiente que seguramente impresionará incluso a los amantes más incondicionales de la gasolina. Se trata de un cargador robótico inteligente, que se puede conectar automáticamente a cualquier vehículo eléctrico, sin necesidad de tener la presencia de un conductor.
“El sistema de carga se basa en un robot colaborativo, que puede operar junto a cualquier persona viva sin peligro, y está controlado por una serie de cámaras y programas informáticos específicos», señaló a Digital Trends el investigador que supervisa esta revolucionaria iniciativa, Bernhard Walzel.
Según explicó el principal responsable del proyecto, “este sistema detecta automáticamente un conector eléctrico en el automóvil y lo enlaza a la estación de carga. Mientras el enchufe esté dentro del alcance del robot, no es necesario colocar el vehículo en una posición de estacionamiento exactamente definida”.
Para llevar a cabo un proceso de conexión segura como el que expone Walzel, el robot utiliza una variedad de sensores, entre otros desarrollos basados con tecnología de inteligencia artificial, que detectan y reconocen objetos. Entre otras cualidades, el sistema hace que el robot pueda identificar la marca y el modelo de tu vehículo cuando lo estacionas, tras lo cual está calificado para ubicar el puerto de carga y establecer el tipo de conector adecuado. Tras el proceso de reconocimiento, el brazo articulado lleva el enchufe refrigerado por líquido a la batería. Como si eso fuera poco, el robot puede hacer todo esto sin importar las condiciones de iluminación del lugar de aparcamiento.
En palabras del ingeniero jefe, “este prototipo proporciona una solución futurística que enlaza el estacionamiento autónomo de vehículos eléctricos y la infraestructura de carga. Si bien la carga inductiva es una alternativa viable, no esperamos que ese tipo de tecnologías sin contacto proporcionen alta potencia para una carga rápida, a diferencia de los sistemas conductivos, que utilizan cables de carga, ya sí pueden funcionar con una gran potencia. Además, cuando se utilizan cables y enchufes estandarizados, no se necesitan accesorios adicionales, como placas de carga o enchufes especiales en el portamaletas del vehículo. Uno de nuestros objetivos fue eliminar del proceso toda necesidad de adaptar el vehículo en sí, debido a todos los problemas y desafíos asociados, como lo son el peso, los costos y el espacio de instalación”.
Entre los investigadores que están trabajando en el proyecto, se encuentran especialistas de diversas ramas, como el profesor Mario Hirz o el estudiante aspirante a doctor en filosofía Helmut Brunner. Tras la creación del primer prototipo y la demostración de las virtudes del sistema, el grupo de expertos tras se han encargado de explorar fórmulas que les permitan hacer el sistema rentable en el tiempo. Pese a las lógicas dificultades que conlleva avanzar en un plan de este tipo, afortunadamente todo hace prever que no pasará mucho tiempo antes de que dicha tecnología encuentre su lugar en nuestras calles, autopistas o dondequiera que se encuentren las electrolineras a las que acudan los autos eléctricos del futuro.