“Apple reinventa el teléfono con iPhone”. Con esta frase, un 9 de enero de 2007 Steve Jobs anunció el lanzamiento de su primer celular inteligente de la historia. Para muchos, la frase sonó a exageración, pero el tiempo ha demostrado que el fundador de Apple tenía razón.
Nueve años más tarde, la revista Time lo eligió como el dispositivo más influyente de todos los tiempos. Aunque los teléfonos inteligentes existían desde antes del iPhone, ninguno había sido capaz de combinar la tecnología de forma tan “accesible y hermosa” como Apple, escribió la publicación.
Apple realmente cambió el juego, poniendo una poderosa computadora portátil en el bolsillo de millones de personas. “El iPhone es un producto revolucionario y mágico que está literalmente cinco años por delante de cualquier otro teléfono móvil”, dijo Jobs en su estreno.
A pesar de lo revolucionario, muchas cosas han cambiado. El primer iPhone carecía de conectividad 3G y no tenía una App Store. Contaba con una cámara trasera, pero no permitía enviar imágenes a través de mensajes de texto. Ni pensar en la multitarea.
La industria móvil también era un lugar diferente. Cingular Wireless –que más tarde sería comprada por AT&T– aún existía. Los teléfonos líderes del momento provenían de empresas como Nokia, BlackBerry, Palm y Motorola, con teclados QWERTY tan grandes como sus pantallas.
Dos años de silencioso trabajo
Más allá de la revolución que provocaría su estreno en junio de 2007, Apple logró mantener el proyecto en secreto durante casi dos años y medio, una práctica que la compañía ha mantenido hasta ahora.
Antes de su lanzamiento, se sabían pocos detalles. Incluso, muchos ejecutivos de Apple solo lo vieron por primera vez en la Macworld de enero de 2007.
Sin embargo, tuvo múltiples desafíos para mantenerse en secreto durante 30 meses: además de involucrar a Cingular, Google y Yahoo, el proyecto afectó a casi todos los departamentos de Apple.
Aunque sus aplicaciones fueron parte crucial de la experiencia del iPhone, el propio Jobs dijo que ni Yahoo ni Google vieron el teléfono real hasta poco antes del discurso de apertura: el desarrollo del software se realizó sin necesidad de proporcionar un prototipo de hardware.
En algunos casos, Apple disfrazó deliberadamente compilaciones de software, conocidas como “pilas”, para evitar que los programadores vieran la interfaz real.
Obligado a presentarlo
Solo una razón llevó a Apple a presentar el dispositivo antes del lanzamiento oficial, en junio de 2007: era incapaz de seguir manteniendo el secreto.
La compañía tenía que presentar los permisos necesarios para operar el iPhone ante la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC). Una vez que eso ocurre, Apple pierde el control.
Entonces, Jobs tomó la decisión de que Apple le informara al mundo sobre su nuevo teléfono, en lugar de que fuese la FCC. Y tenía razón: nadie podía quitarle el privilegio de anunciar una verdadera revolución tecnológica.