No, no es la imagen de una motocicleta a la que le han borrado la mitad usando PhotoShop o algún otro efecto especial. Créenos: realmente es un vehículo, es decir, un medio de transporte. Se trata de una motocicleta eléctrica “autoequilibrante” de una rueda, creación John Dingley.
En realidad, su nombre completo es Mega Hub Motor Electric Unicycle, pero lo llamaremos MHMEU para abreviar. Se basa en un motor de cubo sin escobillas de 3,000 vatios puesto en una rueda de 17 pulgadas, con una rueda estabilizadora más pequeña que sobresale en el frente. Utiliza un controlador de motor Kelly que generalmente se encuentra en embarcaciones eléctricas y también comprende una toma de un antiguo avión (sí: avión) y componentes de auto-equilibrio, todo bien empaquetado en los restos de una motocicleta Ural de los años 50. El resultado es algo completamente único.
El proyecto ha sido fabricado con ningún tipo de afán comercial, y es más que nada un trabajo de «amor al arte» (y fines de semana libres) por parte de Dingley. Si deseas obtener más información al respecto, te recomendamos visitar su página web, donde hay una serie de videos que detallan las distintas etapas de producción y que, con suerte, responderán a tus preguntas.
Dingley afirma que aprender a conducir el vehículo lleva solo cinco minutos, pero reconoce que la experiencia puede resultar un poco aterradora. Según él, el cacharro este va más rápido que cualquier otro vehículo anterior que haya fabricado, aunque él mismo no suele usar más del 20 por ciento de su potencia máxima debido a que… bueno: por razones obvias de seguridad. «La principal limitación de velocidad es el miedo», señala. Le creemos, absolutamente.
«El sistema de dirección […] parece como si estuvieras cambiando tu peso hacia la izquierda o hacia la derecha girando el manillar, pero en realidad, esto no es cierto», describe en uno de sus videos. «Tú eres la parte más pesada de la máquina, por lo que, cuando giras el manubrio, la rueda se inclina sobre un borde del neumático…». El secreto es el contrapeso, como cualquiera podría suponer.
Viéndolo moverse, casi es mejor no saber demasiados detalles. Desde aquí, le deseamos todo el éxito del mundo a Dingley. Y que la fortuna le conserve intacto sus huesos y sus dientes.