Aunque muchos lo nieguen, la pandemia de coronavirus está lejos de acabar. Bien lo saben las aerolíneas, que han debido cancelar centenares de vuelos. ¿La razón? Empleados contagiados con COVID-19 luego de que múltiples países abandonaran la obligatoriedad de la mascarilla.
Una de las perjudicadas fue la suiza de bajo costo EasyJet, que desde finales de marzo de 2022 liberó a sus pasajeros del cubrebocas. Sin embargo, solo entre el 28 de marzo y el 3 de abril, canceló 202 de sus 3,517 vuelos desde Reino Unido, según CBS News.
De acuerdo con un portavoz de la empresa, el medio estadounidense atribuyó la situación a los “niveles de enfermedad del personal más altos de lo habitual […] Realizamos cancelaciones preventivas para que los clientes puedan ser notificados con antelación al viaje y trasladarse fácilmente a vuelos alternativos”, sostuvo.
Para el epidemiólogo Eric Feigl-Ding, estos inconvenientes vinculados al SARS-CoV-2 no son más que una profecía autocumplida. Para el también economista de la salud de la Escuela de Salud Pública Chan de Harvard, los máximos ejecutivos de la industria aeronáutica “se lo buscaron”.
Una eventual relajación de las medidas sanitarias en Estados Unidos “sería contraproducente en muchos sentidos”, señaló. El experto dijo creer que el fin de los barbijos en los aviones podría incluso desincentivar los viajes.
Por lo demás, señaló, la falta de personal es crítica para la continuidad del transporte aéreo de pasajeros. “Está muy claro que el sector de las aerolíneas es especialmente vulnerable y esto crea un efecto en cascada en la sociedad más de lo que lo haría, por ejemplo, el cierre de un restaurante”, explicó.
“Se trata de infraestructuras críticas y de empleados esenciales, y estamos poniendo en peligro nuestra economía. Detener el COVID-19 es bueno para nuestra economía; dejarlo actuar es exactamente lo contrario”, enfatizó.
Rob Morris, director de la consultora Ascend by Cirium, advirtió que “existe el riesgo de que veamos algo de eso en Norteamérica […] Será relativamente a corto plazo, porque las aerolíneas ajustarán su capacidad para gestionar la demanda y proteger la integridad de su red”, auguró.