Hace algunas semanas, Hong Kong sacrificó cerca de 2,000 hámsters luego de que se detectara un brote de coronavirus entre los roedores.
Según los expertos sanitarios, varias personas resultaron contagiadas de COVID-19 después de interactuar con los animales.
Ahora, la preocupación se trasladó a Nueva York, ya que un equipo de investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania detectó la presencia de la variante ómicron en un grupo de 20 ciervos de cola blanca en Staten Island.
Se cree que estos ejemplares pudieron haberse contagiado entre diciembre 2021 y enero de 2022, y el trabajo que realizan los científicos constituye el primer informe sobre la propagación de ómicron entre animales silvestres.
“No esperábamos encontrar este nivel de infección generalizada. Fue bastante sorprendente y también bastante preocupante”, explica Suresh Kuchipudi, director del Laboratorio de Diagnóstico Animal de Penn State, en una entrevista con Business Insider.
Por ahora, los científicos están preocupados de que los ciervos puedan servir de reservorio del coronavirus. Señalan que existe la posibilidad de que el virus pueda evolucionar en los ciervos para luego evadir mejor la protección de las vacunas, pasando así a los humanos como una variante más peligrosa.
De cualquier manera, los científicos enfatizan en que, por ahora, la posibilidad de que aquello ocurra es menor.
“¿Podría el ciervo convertirse en un huésped que dé lugar a linajes exitosos en los humanos? Sigo pensando que es poco probable”, agrega Cooper.
“En realidad, nos estamos convirtiendo en una población más difícil de invadir porque el virus líder es muy prevalente”.