En las últimas décadas, las emisiones de CO2 se han multiplicado. Las consecuencias para el planeta de este aumento son devastadoras, pues contribuyen a su calentamiento global. Por este motivo, los expertos trabajan en hallar una posible solución.
En fechas recientes, ingenieros de la Universidad de Illinois en Chicago desarrollaron una hoja artificial capaz de capturar dióxido de carbono a tasas 100 veces mayores que los sistemas actuales y que además puede funcionar en el mundo real. Su consumo de energía es casi testimonial, pues hablamos de tan solo 0.4 kilojulios por hora, lo que consume una bombilla led de un vatio.
Las hojas capturan el dióxido de carbono de fuentes diluidas como el aire o los gases de combustión producidos por las centrales eléctricas de carbón y los liberan para su uso como combustible.
¿Cómo funcionan estas hojas artificiales?
Los científicos utilizaron materiales económicos para incluir un gradiente de agua con un lado seco y un lado húmedo. En el lado seco, un disolvente orgánico se adhiere al dióxido de carbono del aire para producir una concentración de bicarbonato de sodio en la membrana de la hoja cargada eléctricamente.
A medida que se acumula el bicarbonato, estos iones cargados negativamente atraviesan la membrana hacia una solución acuosa. En esta solución se disuelve el bicarbonato y el dióxido de carbono que se libera se puede convertir en combustible o tener otros usos.
Los investigadores calcularon el costo de este sistema en $145 dólares por tonelada de dióxido de carbono. Esta cifra está dentro de las recomendaciones del Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE), que estima que el costo no debe exceder $200 dólares por tonelada.