Blue Origin, la empresa aeronáutica de Jeff Bezos, está —literalmente— moviendo las piezas de su futuro cohete reutilizable. De acuerdo con imágenes publicadas por Ars Technica, la compañía ya trasladó un gigantesco tanque de acero inoxidable hasta Cabo Cañaveral, lugar donde se realizaran las pruebas para comprobar su fiabilidad.
Este tanque será uno de los módulos del cohete New Glenn, el primero reutilizable que construirá Blue Origin y que se enmarca en un proyecto llamado Project Jarvis. Las pruebas sobre el tanque comenzarán en septiembre.
El tanque es una pieza clave de Project Jarvis de Blue Origin, ya que el proyecto será increíblemente caro y un cohete que se pueda reutilizar permitirá reducir costos de manera importante. Al mismo tiempo, el éxito de Project Jarvis significa que Blue Origin podrá competir de verdad con SpaceX y su nave Starship. Y si bien esta última empresa ha tenido unos cuantos intentos fallidos de aterrizaje, también es cierto que les lleva varios años de ventaja en cuanto a piezas reutilizables.
Los cohetes reutilizables son vitales para el futuro de las misiones espaciales, ya que además de ser más baratos, facilitarán el despegue de naves más grandes que las tradicionales. Starship de SpaceX tiene 120 metros de altura (394 pies) y transportará no solo humanos, sino hasta 100 toneladas de carga.
Pero no solo en el escenario de los cohetes gigantes compiten SpaceX y Blue Origin, también en el ámbito legal. Porque precisamente una demanda de Blue Origin contra la NASA tiene en pausa el proyecto de llevar nuevamente astronautas a la Luna. Esta dice que el contrato millonario asignado por la NASA a SpaceX fue irregular, por lo que debe ser revisado y resuelto en una corte.