La Estación Espacial Internacional (EEI) se alista para recibir a un nuevo y singular tripulante. Se trata del Physarum polycephalum, conocido popularmente como “blob”, un extraño organismo difícil de clasificar que despierta la fascinación de los científicos.
El organismo entrará en órbita para ser analizado como parte de un experimento educativo que encabeza el astronauta Thomas Pesquet.
El Physarum polycephalum apareció en la Tierra hace más de 500 millones de años. Desde que fue descubierto, ha sido difícil de clasificar por los científicos, ya que carece de boca, patas y cerebro, pero es capaz de comer, crecer, desplazarse e incluso aprender.
Originalmente fue considerado un hongo, pero en la década de 1990 salió de esa agrupación para ser incluido junto a los amebozoos, del que también forman parte las amebas.
Los experimentos que se lleven a cabo en la EEI también serán reproducidos en Tierra por un grupo de estudiantes del Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia (CNES).
El objetivo principal es observar los efectos de ingravidez en el microorganismo y comparar su comportamiento con el de los especímenes en la Tierra.
“Hoy nadie sabe qué comportamiento tendrá en situación de microgravedad: en qué sentido se desplazará, si tomará la tercera dimensión yendo hacia arriba o en sentido oblicuo”, señaló Pierre Ferrand, profesor de Ciencias de la Vida y de la Tierra en el CNES.
Respecto a su aspecto, el “blob” tiene una apariencia similar a la de una masa esponjosa de color amarillo y está compuesto por una sola célula y varios núcleos, que se pueden
Sus núcleos se pueden dividir a voluntad y el organismo entrar en estado de latencia (sin morir) al deshidratarse.