Gracias a internet tenemos acceso a una cantidad casi infinita de contenido cultural. Podemos ver películas, documentales y series, leer libros y revistas, y oír música como nunca antes en la historia.
Esto se lo debemos a los pioneros que vieron en la web un interesante vehículo para propagar la cultura, incluso cuando internet se hallaba en su etapa inicial.
Un hito importante en esta materia lo marcó el escritor y filántropo Michael Hart, que el 4 de julio de 1971 decidió lanzar el Proyecto Gutenberg.
Esta iniciativa buscaba ofrecer una colección de libros gratuita a través de internet con el objetivo de contribuir al proceso de alfabetización pública.
En aquella época, Hart era estudiante de la Universidad de Illinois y trabajaba en una de las computadoras más importantes del Laboratorio de Investigación de Materiales, que más tarde formó parte de la red de ordenadores que dio vida a internet.
El estudiante quiso que, algún día, el público general también pudiera tener acceso a esa herramienta, así que decidió utilizarla para compartir obras literarias.
Así, como parte de su proyecto, lo primero que compartió Hart fue la Declaración de Independencia de Estados Unidos. Luego, hizo lo mismo con la Declaración de Derechos, la Constitución de su país, la Biblia y varias obras literarias clásicas, como Alice’s Adventures in Wonderland o Peter and Wendy.
En ese tiempo, las primeras obras que se compartieron tuvieron que ser tecleadas palabra por palabra. Hoy, el sistema ha cambiado y los títulos pueden ser ingresados de una forma más rápida y práctica.
También, cada vez es más amplia la cantidad de obras, los formatos e idiomas en los que se encuentran disponibles.
En la actualidad, se estima que esta vasta biblioteca digital cuenta con más de 50,000 obras. Se trata de un proyecto abierto, operado por voluntarios en línea. En la plataforma cualquiera puede ser corrector y ofrecerse para corregir, por ejemplo, una página diaria.
De esta forma, se cumple aquel viejo anhelo de Michael Hart de 1971, cuando lanzó este proyecto con la intención de “cortar los barrotes de la ignorancia y el analfabetismo”.