Durante años, el FBI gestionó de manera encubierta una plataforma de comunicaciones cifradas que le permitió interceptar más de 20 millones de mensajes de organizaciones criminales internacionales.
Gracias a esto se han realizado detenciones en 18 países en el marco de la investigación conocida como “Operación Escudo de Troya”.
Por su parte, la policía australiana, que ayudó en la operación, ha detenido a 224 delincuentes e incautado 3.7 toneladas de droga y 44.9 millones de dólares en efectivo y activos.
De acuerdo a documentos judiciales, la operación se habría originado a partir de la desaparición de un popular servicio telefónico cifrado conocido como Phantom Secure.
Luego de que esta empresa se cerrara y su director fuera arrestado, el FBI usó una fuente para vender a las redes criminales una nueva aplicación apodada Anom.
Por supuesto, sin que lo supieran quienes usaban los dispositivos, el FBI había incorporado una clave maestra a su sistema cifrado. Esto permitía a los agentes supervisar cada mensaje y desencriptar y almacenar aquellos que eran enviados.
En conferencia de prensa, el comisionado de la Policía Federal de Australia (AFP) Reece Kershaw afirmó que múltiples complots criminales también fueron frustrados gracias al acceso de la policía a la aplicación, entre ellos un tiroteo masivo planeado en un café suburbano de Australia y el asesinato de una familia de cinco personas.
“Los dispositivos circularon orgánicamente y crecieron en popularidad entre los delincuentes, quienes confiaban en la legitimidad de la aplicación porque figuras de alto perfil del crimen organizado avalaron su integridad”, dijo el comunicado de AFP.