Un grupo de investigadores descubrió qué ocurre en el cerebro cuando aprende estímulos visuales de forma subconsciente, hallazgo que podría facilitar el desarrollo de tratamientos de afecciones psiquiátricas y motoras.
Los científicos sabían que las personas pueden percibir de forma inconsciente algunos estímulos visuales cuando están asociados a una recompensa. Sin embargo, no estaban seguros de cómo se producía este aprendizaje.
Para averiguarlo, investigadores de las universidades de KU Leuven y Harvard y el Hospital General de Massachusetts expusieron los cerebros de dos monos a estímulos visuales subconscientes. Estos activaron parte del sistema de recompensa en la base del tallo cerebral, que incluye las células que producen la dopamina.
“La dopamina es una molécula mensajera crucial de nuestros sistemas motores y de recompensa, y es extremadamente importante para el aprendizaje y el disfrute”, explicó el investigador Wim Vanduffel.
Agregó que “al estimular el área del cerebro de forma directa podemos vincular causalmente la actividad en esa área a la percepción o al comportamiento cognitivo complejo”.
Cuando los monos recibieron estímulos visuales subconscientes mientras se estimulaba el área, aprendieron detalles de las imágenes, lo que no ocurrió cuando no hubo estimulación cerebral.
“Gracias a este experimento, podemos demostrar por primera vez una relación causal directa entre esta región del cerebro y, como resultado, también el vínculo probable entre la dopamina y el aprendizaje subconsciente de estímulos visuales complejos”, añadió.
Investigación pionera
Las alteraciones del sistema dopaminérgico pueden provocar numerosos trastornos psiquiátricos y motores, por lo que una mejor comprensión es crucial para el desarrollo de nuevas terapias para patologías como el párkinson, la depresión o las adicciones, con menos efectos secundarios.
“Los tratamientos actuales con dopamina [para el párkinson] pueden producir efectos secundarios porque también activan todo el sistema de recompensa, que no solo reduce los síntomas motores, sino que también puede conducir a un comportamiento adictivo”, explicó.
El hallazgo también es útil para situaciones como traumatismos, envejecimiento o problemas oncológicos, en los que un aumento de la plasticidad cerebral –la capacidad de cambiar– podría ser muy útil.
“Al estimular áreas del cerebro que producen dopamina, podríamos, por ejemplo, permitir que las personas recuperen el habla más rápidamente o mejoren sus habilidades motoras después de un accidente o enfermedad”, puntualizó.