Hace 150 años, el naturalista británico Charles Darwin, uno de los pensadores más grandes e influyentes en la historia contemporánea, publicó El origen del hombre, un libro donde refuerza las ideas que había plasmado en su teoría de la evolución, en 1859.
Darwin argumentaba que los organismos evolucionaron mediante un proceso llamado “selección natural”, a menudo conocido como supervivencia del más apto. Aunque en la época su obra generó controversias porque contradecía el relato bíblico de la creación, en la actualidad es ampliamente aceptada por la comunidad científica.
Sin embargo, durante su proceso de investigación Darwin planteó una serie de teorías. Y estas son algunas de las más fascinantes que han sido confirmadas por los científicos en los últimos años.
Cuándo surgieron las plantas con flores
El origen de las plantas fue uno de los asuntos que desconcertó a Charles Darwin, quien lo describió como un “misterio abominable”. Incluso, 140 años después de que esbozara su acertijo, el debate ha mantenido un lugar central entre los científicos.
Las plantas con flores son el grupo más abundante y diverso en los ecosistemas modernos (superan a los helechos y las gimnospermas). Los registros fósiles ponían en evidencia una propagación rápida, en lo que podía ser “la excepción más extrema” de su teoría de la evolución, que aboga por cambio lentos.
El patrón de las plantas con flores se estableció durante los últimos 80 a 100 millones de años. Sin embargo, análisis más recientes confirmaron que estas existieron hasta 100 millones antes de que se transformaran en dominantes, incluso durante el Jurásico.
Por qué algunos insectos dejan de volar
Aunque la mayoría de los insectos pueden volar, decenas de especies han perdido esa extraordinaria capacidad, como en las islas cercanas a la Antártica o Australia, donde las moscas caminan y las polillas se arrastran.
Darwin y el botánico Joseph Hooker tenían una discusión sobre por qué sucede esto. Según Darwin, si volaban, eran lanzadas al mar. Por eso optaban por permanecer en el suelo y la evolución haría el resto.
Aunque muchos científicos afirmaron que el naturalista se equivocó, un estudio de la Universidad de Monash sostuvo que en las islas subantárticas, consideradas entre los lugares más ventosos de la Tierra, la teoría es la única que permite explicar el fenómeno.
Según los investigadores, las condiciones ventosas hacen que el vuelo de los insectos sea más difícil y energéticamente costoso, por lo que dejan de invertir en esta tarea y su costosa maquinaria subyacente (alas, músculos de las alas), y redirigen los recursos a la reproducción.
Mamíferos, claves en la evolución
Una especie es un grupo de animales que se pueden cruzar libremente entre sí. Algunas tienen subespecies, que se diferencian por rasgos físicos particulares y sus propios rangos de reproducción.
Según la Universidad de Cambridge, que analizó datos recopilados por naturalistas durante cientos de años, las subespecies de mamíferos juegan un rol más importante en la evolución del que se creía.
Darwin sostenía que los animales con más especies también debían tener más subespecies. Y que estas últimas jugaban un papel crítico en la dinámica evolutiva a largo plazo y en la evolución futura, teoría que fue probada por una investigación publicada en 2020.
Las jirafas del norte tienen tres subespecies, mientras que los zorros rojos tienen la mayor cantidad de subespecies –45 variedades conocidas– repartidas por todo el mundo. Los humanos, en cambio, no tienen subespecies.