Un cardenal mexicano dijo durante una ceremonia religiosa que el COVID-19, que ya rebasa los 80 millones de casos en todo el mundo, es un “trabuco” para dominar a los pueblos y que la enfermedad se cura con té de guayaba y tomando dióxido de cloro, una sustancia tóxica potencialmente mortal.
La pifia fue dicha por Juan Sandoval Iñíguez, cardenal emérito de la ciudad de Guadalajara, una de las más importantes de México y capital del estado de Jalisco.
El cardenal emérito, Juan Sandoval Iñiguez minimiza el #COVID19 al decir que se cura con un té de guayaba 🙄. Lo peor, es que considera innecesario el uso de cubrebocas y la #SanaDistancia 🤦🏻♀️ pic.twitter.com/uKe9COCUm9
— Gloria Reza (@GloReza) December 30, 2020
“Todos los días dicen ponte el cubrebocas, no salgas de tu casa, guarda la distancia; están friegue y friegue todo el tiempo y la gente lo cree, yo tengo ocho o nueve meses sin usar cubrebocas y saludo a medio mundo”, dijo Sandoval Iñíguez en un mensaje ya viralizado en redes sociales.
“Si te llegas a enfermar de COVID, con un tecito de guayaba o con dióxido de cloro te lo curas muy bien, así que no tengan miedo”, remató.
Si bien en redes sociales muchos usuarios criticaron las declaraciones de Sandoval Iñíguez, en México poco más del 80 por ciento de la población, compuesta por alrededor de 120 millones de habitantes, es católica.
Esta condición hace especialmente peligrosa su recomendación de tomar dióxido de cloro, una sustancia catalogada como tóxica por la Organización Mundial de la Salud.
A pesar de las declaraciones del cardenal de Guadalajara, en México la Iglesia católica reconoce la trascendencia del COVID-19.
La Archidiócesis Primada de México, máximo órgano de la Iglesia católica mexicana, acordó con el Gobierno de la Ciudad de México (la capital de México) cerrar la Basílica de Guadalupe —el principal templo católico del país— durante las celebraciones a la virgen de Guadalupe el 12 de diciembre.
La medida tuvo como objetivo evitar aglomeraciones y un aumento en los casos de COVID-19 en la zona centro de México.
El templo se mantuvo cerrado, lo que provocó imágenes inéditas en la historia del país.