Los paleontólogos Antonis Bartsiokas y Juan Luis Arsuaga tienen argumentos científicos para decir que, probablemente, los ancestros de los humanos hibernaban para afrontar el invierno. La idea, con la que de manera instantánea nos vienen a la mente osos y quizá memes sobre lo atractiva que se lee la posibilidad, es producto del análisis de huesos hallados en un sitio de excavaciones en España conocido como Sima de los Huesos.
Tras analizar muestras fósiles de 400,000 años de antigüedad y que corresponderían a homínidos ancestros de los neandertales, los científicos hallaron daños en los huesos similares a los vistos en otros animales con la capacidad para hibernar, como los osos negros.
Según explican en un artículo publicado en L’Anthropologie, tras revisar huesos encontraron hiperparatiroidismo, osteítis fibrosa, raquitismo y déficit de vitamina D, patologías asociadas a la ausencia prolongada de luz solar, una desnutrición producto de la vejez o a un estado de hibernación malogrado. ¿Por qué? Porque a diferencia de animales como los osos, nuestros antepasados no podían almacenar grandes reservas de grasa.
Si bien son varias las posibilidades que pudieron generar estos daños, los científicos señalan que también encontraron estas patologías en los restos óseos de homínidos más jóvenes; adolescentes, según Bartsiokas y Arsuaga.
“Una estrategia de hibernación pudo haber sido la única solución para sobrevivir dentro de una caverna en condiciones congelantes”, apuntan los autores.
Los científicos agregan que en el sitio del hallazgo también fueron encontrados restos del oso de las cavernas o ursus deningeri, una especie extinta que hibernaba para pasar el invierno. Los expertos creen que nuestros antepasados homínidos hacían lo mismo “para sobrevivir al frío y la escasez de alimento como los osos de las cavernas”, apuntan.
Para los paleontólogos, esta sería la primera evidencia sobre la posibilidad de lo que llaman una “base genética” para la hibernación en otras especies de mamíferos.
“El hecho de que la hibernación sea utilizada por mamíferos y primates muy primitivos sugiere que la base genética y la fisiología de tal hipometabolismo podría conservarse en muchas especies de mamíferos, incluidos los humanos”, rematan.