Un equipo de investigación del Imperial College de Londres midió las ondas cerebrales del campeón de la Fórmula E, el brasileño Lucas di Grassi, para saber cómo reaccionaba su organismo en la pista de carrera y en condiciones extremas.
Durante el estudio —realizado en el aeródromo Dunfond en Surrey, Inglaterra— no solo se registró la la actividad cerebral del piloto, sino que también sus movimientos oculares y sus cambios corporales.
Di Grassi portaba un casco de electroencefalograma inalámbrico (EEG) que rastrea la actividad de las ondas cerebrales a través de electrodos. También llevaba gafas de seguimiento ocular y unidades de medición de inercia (IMU), dispositivos electrónicos que miden la fuerza, la velocidad angular y la orientación del cuerpo, especialmente, manos y pies.
El campéon de la Fórmula E condujo un Audi R10+ que estaba equipado con cámaras y un GPS.
Los resultados obtenidos fueron publicados en Scientific Reports y, de acuerdo con los investigadores, estos podrían ayudar a explicar cómo las personas que desarrollan tareas físicas pesadas “ajustan” sus cuerpos para cumplir con los requerimientos que se les exige.
El estudio descubrió que Di Grassi tendía a mirar hacia el horizonte y a seguir con la mirada las curvas de la pista cuando realizaba virajes, pero que en las partes rectas se enfocaba en el centro de la vía.
También concluyó que los niveles de ondas cerebrales alfa y beta aumentaron al abordar las curvas, mientras que las ondas delta disminuyeron.
El aumento de las ondas cerebrales alfa se asocia a una mayor inventiva y a una mayor complejidad en la resolución de problemas, mientras que las ondas delta se asocian a la capacidad de atención humana.
Los cambios en la actividad de las ondas cerebrales estuvieron relacionados con movimientos complejos realizados por las manos del piloto.
De acuerdo con el jefe de la investigación del Imperial College, el doctor Aldo Faisal, del Departamento de Bioingeniería, este estudio podría ayudar a comprender de mejor manera cómo podemos mejorar el rendimiento de los piloto de carrera al descifrar todas sus reacciones.
Además puede servir para desarrollar una mejor inteligencia artificial para los vehículos autónomos, capturando y transfiriendo las habilidades de un conductor humano a una máquina.
El experimento realizado con Lucas di Grassi formó parte de la producción de video promocional para Roborace, competencia de carreras en que participan vehículos autónomos con propulsor eléctrico.