Un carro necesita poder ver a su alrededor antes de que pueda conducirse. No dejes que pareidolia te engañe; sus faros no son ojos. Están hechos de metal, vidrio y piezas de plástico, y dependen de una enorme cantidad de poder para permanecer abiertos. Sin ellos, el cerebro del carro no es capaz de tomar la decisión correcta en el momento adecuado.
AI by Bosch es el “cerebro gris” detrás de muchas plataformas automotrices, y para ver cómo funciona —y cómo ve un auto el mundo a su alrededor— la compañía nos dio la oportunidad de explorar brevemente el campo alemán en uno de sus prototipos. Resulta que Andy Warhol y el futuro de la movilidad tienen más en común de lo que se podría pensar.
Visión virtual 20/20
El prototipo al que nos subimos parece un BMW Serie 3 station wagon cuando lo ves desde el exterior. Hay decenas de miles de ellos en las carreteras alemanas, así que ¿qué hace que este sea especial? Después de asentarnos en el asiento del copiloto, nos damos cuenta de que está repleto con cámaras, sensores y radares que se adjuntan al parabrisas, aunque se nos dice que sólo la cámara monocular funcionará durante nuestro viaje. También hay un panel adicional en la consola central con varios puertos de entrada, y una tableta montada en el salpicadero.
La tecnología es relativamente simple, al menos, en el papel. La cámara montada en el parabrisas registra imágenes que envía después a un PC ubicado en el portaequipajes del BMW. La información pasa a través de una unidad de procesamiento gráfico (GPU) desarrollada por Nvidia antes de viajar al cerebro que va a bordo del automóvil. La tableta en el salpicadero sólo está allí para fines de demostración.
La Inteligencia Artificial ayuda a nuestro prototipo a dividir el mundo exterior en 19 categorías. Cada una es identificada por un color diferente, lo que crea una vista bastante colorida (estilo pop-art) de lo que está por delante. La Inteligencia Artificial sabe la diferencia entre una calle y una acera, y puede identificar objetos tales como señales de tráfico, semáforos, peatones, y diversos tipos de vehículos, incluyendo automóviles, carros manuales y bicicletas. Al igual que un conductor humano, el BMW reconoce qué objetos son seguros para seguir conduciendo, y frente a cuáles necesita frenar.
Lo cierto es que es lo suficientemente inteligente como para identificar lo que está por delante con sorprendente velocidad y precisión; se le ha enseñado que una señal de la calle no es un árbol o un niño pequeño que va en un monopatín. Llega incluso a dar escalofríos de pensarlo. Estamos yendo en una BMW que sabe casi tanto como sus dos ocupantes sobre la conducción en una ciudad.
De vuelta a la escuela
El prototipo ha aprendido todo lo que sabe de los miembros del departamento de investigación y desarrollo de Bosch.
«Tenemos un proceso de formación offline«, nos explica el ingeniero de investigación, Dimitrios Bariamis, en una entrevista.»Damos a las imágenes sus correspondientes anotaciones, por lo que decimos ‘en esta parte de la imagen hay un peatón; esta parte de la imagen es una calle’, y así sucesivamente. A continuación, pasamos esta información al vehículo, y le damos la imagen de la cámara que se procesa de acuerdo con los parámetros que se ha aprendido anteriormente. El sistema sabe que esta parte de la imagen es una calle porque se parece a la calle que vio durante el proceso de formación», añade.
Bariamis y su equipo han alimentado al sistema con miles de capturas de pantalla de imágenes de video a bordo tomadas en ciudades alemanas como Munich, Frankfurt y Stuttgart. También obtuvieron imágenes del programa de Daimler Cityscapes Dataset, el cual divide al mundo en las mismas 19 categorías. Estas imágenes anotadas ayudan al vehículo a “aprender” a medida que se mueve a lo largo de la ciudad, incluso si está viajando en una ciudad en la que nunca ha estado antes. «La inteligencia artificial generaliza lo desconocido», nos dice Bariamis.
El software puede clasificar el mundo circundante, incluso en medio de una fuerte tormenta de lluvia, aunque aún no ha sido probado en la nieve. Bariamis es optimista, y no cree que la nieve perjudique la visión del automóvil. En este momento, las únicas limitaciones que su equipo ha identificado están relacionadas con lo que el vehículo aún no ha visto, así como algunos problemas de hardware. Por ejemplo, el sistema nunca ha «visto» una autopista, por lo que podría no ser capaz de identificar una cabina de peaje. Tampoco hace falta decir que el automóvil pierde la vista si algo —por ejemplo, la defecación de algún ave— de pronto cubre la cámara.
El proyecto es el trabajo del departamento de investigación y desarrollo de Bosch. A dónde puede llegar después dependerá enteramente del brazo corporativo de la compañía y de sus clientes.
Bariamis nos dijo que esta tecnología se puede integrar a las características relativamente básicas de asistencia al conductor, como el control de crucero adaptativo, el software semi-autónomo de última generación, e incluso a un carro totalmente autónomo. Crucialmente, se podrá modificar para diversos usos. El software que hemos experimentado en Alemania ve el mundo en 19 colores, pero es posible agregar más categorías cuando se requiera una información más detallada, así como eliminar alguna de ella, si es que no es necesaria.
La visión tipo Warhol del mundo presentada por el prototipo de Bosch es lo que hará posible el advenimiento de los robots en los próximos años. Es una parte integral de una tecnología que ayudará a la industria automotriz a dar el paso de definitivo a la fabricación de los vehículos inteligentes.