Un nuevo pitido y otra mirada a la pantalla del teléfono. ¿De qué se tratará esta vez? Mediante una mirada carente de todo interés descubro que se trata de un nuevo mensaje de WhatsApp, un dato que ya le resta todavía más interés si cabe al asunto. Esta plataforma pasó de suponer una auténtica revolución que transformó la forma en la que nos comunicamos, a convertirse en algo realmente pesado e incómodo. A este respecto y adelantándome a lo que estarás pensando, sí, coincido contigo: la culpa no es de la plataforma, sino del uso que hacemos de ella. Pero… ¿es esto realmente así?
Todavía tengo vivo en la memoria cómo fueron los orígenes de la telefonía móvil: tuve la ocasión de disfrutar en el trabajo de los clásicos Startac de Motorola o los celebérrimos modelos de Nokia; en aquel tiempo no había planes de datos, fundamentalmente porque los teléfonos carecían de acceso a internet. Antes de convertirse en inteligentes, para las operadoras el negocio estaba en las llamadas y los mensajes; sí, recuerdo que por aquel entonces se comercializaban paquetes de SMS, porque los despistados que enviaban un mensaje sin pensarlo, lo recordaban posteriormente a fin de mes. Pero WhatsApp acabó con esta tiranía.
El fin de un estándar, el comienzo de otro
La aplicación eliminaba las tarifas y se aprovechaba de los planes de datos de los teléfonos -ya inteligentes- de manera que enviar mensajes no solo era gratis, sino que además permitía adjuntar fotos, emoticones y posteriormente vídeos y audios. Aquello era tan revolucionario que uno no se imagina ahora cómo hemos podido sobrevivir a una comunicación basada únicamente en llamada. Sin embargo, WhatsApp era tan fantástico que le sucedió lo mejor que le puede pasar a un proyecto: lideró en solitario durante largo tiempo un mercado que ellos mismos habían creado.
Eso era al principio, porque no pasaron muchos años antes de que a la plataforma le sucediera algo tan temido como esperado: fue fagocitada por Facebook, aunque esta no es realmente la mala noticia, sino que esta nueva situación consolidó WhatsApp como estándar de comunicación en muchos países. En España, por ejemplo, ya no cabe la opción de no tenerlo, y es habitual la expresión “dame tu ‘WhatsApp’” a nuevos contactos. Esto es, que si no tienes WhatsApp, prácticamente no existes y te pierdes todo tipo de convocatorias, eventos, fiestas…
SOS: hay que buscar alternativas
Debo reconocer que WhatsApp ha dado un excelente servicio todo este tiempo, pero con la llegada de los temidos grupos y la propia estandarización, pronto sus usuarios se vieron bombardeados a mensajes. Se trata de la situación dibujada en el párrafo de apertura: en muy poco tiempo, los mensajes de la gente que realmente tiene más valor para el usuario (familia y amigos), se vieron sepultados por notificaciones de grupos, mensajes de trabajo y resto de contactos que animaban en masa a enviar mensajes.
Fue en ese punto cuando descubrí que los mensajes de los más allegados se perdían en una maraña de notificaciones y había que buscar alternativas con urgencia. Realmente, la transición fue muy sencilla y la segunda vía apareció de forma natural: buena parte de mi entorno más cercano era usuario del iPhone y el resto todos contaban con una cuenta en Facebook y el salto fue sencillo. Con familiares más directos comenzamos a utilizar Mensajes de Apple y con el resto de los contactos cercanos, Messenger de Facebook. Y el experimento fue un éxito.
¿Qué ventajas sobre WhatsApp encuentro en cada plataforma además de no estar invadidas por el estándar?
Mensajes: como buen producto de Apple, esta aplicación de mensajería es insultantemente sencilla y la interfaz sigue este principio. No te vuelves loco con opciones ni te pierdes con botones. Solo cuenta con un campo de entrada de texto y el icono de audio, pero donde realmente brilla es en la integración con la plataforma: su uso combinado con Siri o la posibilidad de enviar un mensaje desde CarPlay o los AirPods la convierten en alternativa ganadora para los usuarios del ecosistema.
Messenger: resulta tentador criticar a Facebook por su controvertido cuidado de la privacidad, pero lo cierto es que ha logrado que Messenger sea una formidable herramienta y no solo para el envío de mensajes. ¿Has probado alguna vez efectuar una llamada o videollamada? La primera emplea el audio en HD con lo que la calidad, siempre que la cobertura sea buena, es sensacional. Messenger permite adicionalmente borrar los mensajes, algo que puede venir bien en un momento determinado; pero sin duda, el fuerte de Facebook sea su omnipresencia: prueba buscar algún negocio o contacto desde dentro del propio Messenger y verás que casi seguro que tiene cuenta…
En definitiva, se trataba de huir de la masificación y el mal uso que algunos hacen de WhatsApp y encontrar algún reducto, con una considerable base instalada, en el que poder comunicarme con mis allegados sin el ruido y agobios de WhatsApp. ¿Hay más plataformas y aplicaciones? Por supuesto, pero ninguna me ha ofrecido el rendimiento combinado de estas dos citadas como alternativa a WhatsApp…