Aunque esperamos nunca vivir en un mundo en el que nuestros compañeros de trabajo terminen el día escupiendo frenéticamente en sus teléfonos para recargarlos, una nueva investigación de la Universidad de Binghamton, parte de la Universidad Estatal de Nueva York, sugiere que algún día esa podría ser la solución perfecta.
Un equipo de miembros del Departamento de Informática y Electricidad de esa institución han desarrollado un siguiente paso en las células de combustible microbianas (MFC): una batería de papel que se activa con la saliva.
«Hemos desarrollado una biobatería desechable, fácil de usar y portátil que puede generar energía del metabolismo bacteriano», dijo el profesor Sean Choi a Digital Trends. «Esta batería está lista para funcionar con fluidos corporales humanos, como la saliva, para la generación de energía para otras aplicaciones desechables de baja potencia, como biosensores”.
La batería incluye células bacterianas especializadas, llamadas exoelectrógenos, que tienen la capacidad de recoger los electrones externamente y desplazarlos hacia el electrodo exterior, explicó Choi, diciendo que “para el almacenamiento a largo plazo, las células bacterianas se liofilizan hasta que sea el momento de utilizarlas”.
Esta tecnología podría ser extremadamente útil en ciertos contextos extremos.La batería se puede utilizar incluso en desafiantes condiciones ambientales, como las zonas desérticas. Todo lo que necesita es una materia orgánica -como la saliva- para rehidratar y activar las células liofilizadas.
Esta no es la primera vez que se ha escrito sobre el uso de la saliva o el sudor en la tecnología. Anteriormente ya habíamos visto aplicaciones para teléfonos diseñadas para supervisar la salud y diagnosticar infecciones a través de pequeñas muestras de saliva. Incluso hablamos de un trabajo similar que pretendía cargar un reloj inteligente con el sudor del usuario.
En el caso de este proyecto, actualmente la electricidad bacteriana producida no es lo suficientemente fuerte como para alimentar un teléfono. La prueba por parte del equipo demostró que puede alcanzar una densidad de potencia de varios microwatts por centímetro cuadrado, lo que significa que actualmente puede encender una luz LED con una sola gota de saliva, pero eso no quiere decir que la tecnología no se expanda en el futuro.
Un artículo que describe los detalles de esta investigación fue publicado recientemente en la revista Advanced Materials Technologies.