El sector del taxi se resiste a perder su posición hegemónica en España como único jugador en el transporte personal urbano y no ha dudado en emplear la violencia para evitar a toda costa que Uber y Cabify compitan en lo que aparentemente, es un libre mercado. En un primer momento los incidentes tuvieron lugar en Barcelona, donde el gremio de los taxis exigió a las autoridades locales que se obligara a los VTC (como se conocen las licencias empleadas por Cabify y Uber) a no poder atender a sus clientes si no era bajo una reserva previa cuyos tiempos convertían en inviable su funcionamiento.
Las VTC denunciaron que esta situación no respetaba las mínimas normas del libre mercado y colocaba en una posición de privilegio al sector del taxi, que lleva operando en solitario hasta las llegadas de Uber y Cabify. El gremio de los taxis no dudó emplear la violencia en la ciudad condal atacando a los VTC que se encontraban operando o incluso aparcados, unas deplorables imágenes en las que, gracias a las redes sociales, se pudo ver a uno de los trabajadores de Uber sufrir una crisis de ansiedad mientras un grupo de atacantes en huelga le destrozaba el vehículo con él al volante, y un periodista fue agredido.
También en Cataluña, varios centenares de manifestantes del gremio de los taxis intentó asaltar la sede de la Generalitat (la cámara regional), un ataque que fue impedido por los cuerpos policiales que protegían el edificio. El sector mantiene una huelga indefinida mientras sigue bloqueando intermitentemente la ciudad y con el Mobile World Congress a la vuelta de la esquina. Conductores de los VTC se concentraron también en una de las principales arterias de la ciudad al protestar por no encontrar amparo por parte de las autoridades y ver peligrar sus puestos de trabajo.
Las protestas y la violencia se han extendido ahora a Madrid, donde una periodista fue increpada y tuvo que ser protegida por la policía y el conocido político Albert Rivera fue insultado y también escoltado por la policía en la estación de Atocha de la capital. Y si Barcelona se prepara para la masiva llegada del MWC, Madrid está a las puertas de celebrar la feria de turismo FITUR con la amenaza de bloqueo por parte del sector del taxi.