El Salón Internacional del Automóvil de Ginebra es una de los cinco grandes exposiciones de automóviles del mundo. Este año, Rolls-Royce puso énfasis en sus creaciones a medida o por encargo. Encargos que, muchas veces, pueden parecer (¡y son!) excesivos. Pero cuando tienes tanto dinero que ni sabes qué hacer con el, lo excesivo pierde su sentido.
La casa de lujo británica presentó tres temas en uno: moda/sastrería, ingeniería y joyería. Y para demostrar cómo esta última se aplica a la industria del motor, la compañía mostró un vehículo exclusivo llamado la Rolls-Royce Ghost Elegance. Vale, ¿y qué tiene que ver aquí la joyería en todo esto? Pues que la pintura del modelo se mezcló con el polvo de 1,000 diamantes triturados.
Para crear este Ghost Elegance, los artesanos de Rolls-Royce se basaron en el Rolls-Royce Ghost Extended Wheelbase Edition. El precio base de este modelo es de $356,385 dólares. Súmale a eso la exclusividad que le da una mano de pintura hecha con 1,000 diamantes, y el precio pasará de largo las 7 cifras.
El Ghost Extended mide 219 pulgadas de largo y 77 pulgadas de ancho, además de un peso de 5,665 libras, todo esto teniendo en cuenta el combustible, el aceite y otros líquidos, aunque no los pasajeros. La potencia viene de un motor V12 de 563 caballos de fuerza que le permite pasar de 0 a 60 en 4.9 segundos, alcanzando una velocidad máxima limitada electrónicamente de 155 mph.
Al describir la «elegancia» como tema, Rolls-Royce citó a Coco Chanel: «La elegancia no es una prerrogativa de aquellos que han escapado de la adolescencia, sino de aquellos que ya se han apoderado de su futuro».
Claramente, la persona anónima que ordenó la fabricación de este automóvil que ahora conocemos como Ghost Elegance debe tener algo más que su futuro en la mano, al menos en la medida en que Rolls-Royce se comprometió con él a la tarea de producir una mezcla de pintura que permitiera a los diamantes reflejar la luz a la vez que permanecían indetectables al tacto. Tardaron dos meses en dar con el molido de los diamantes y la mezcla de pintura perfecta.
Para crear el aspecto definitivo, los artesanos de Rolls-Royce incluyeron una capa final de laca especial para proteger el polvo de diamantes durante la etapa de pulido manual.
Otros detalles de acabado de este Ghost Elegance incluyen trazos pintados a mano en el exterior; una chapa de roble Tudor de poros abiertos; asientos de cuero negro en la cabina del conductor y de cuero Selby Gray en la parte trasera; alfombrillas de lana de cordero; revestimientos de tartán rojos en las puertas. Quizá el patrón del tartán podría dar una pista sobre el propietario, pero a estas alturas nadie quizo averiguar quién es.