Una aficionada de los deportes acuáticos se llevó un buen susto mientras practicaba kitesurfing en Australia, cuando un gran tiburón blanco se unió a la acción. Y todo fue filmado por la cámara de un dron.
El kitesurfing, llamado también a veces kiteboarding, o flysurfing, es un deporte de que consiste en el uso de un cometa de tracción (kite, en inglés), que tira del deportista permitiéndole deslizarse sobre el agua mediante una tabla o un esquí. Este incidente sucedió mientras Isabel Fabre estaba disfrutando de las olas en su tabla acuática en el Parque Nacional Fitzgerald River.
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La turista francesa dijo que vio algo que describió como una «gran sombra negra» en el agua, pero asumiendo erróneamente que era la sombra de su cometa de tracción, ella continuó surfeando sin preocuparse. Sin embargo, después de un corto tiempo, se dio cuenta que el movimiento de su cometa y la «sombra» no coincidían. Sus preocupaciones crecieron cuando ella notó que estaba «dando vueltas alrededor de mí».
En el video que fue publicado en Facebook mostrando el incidente desde lo alto, Fabre dijo que en el momento cuando el objeto oscuro pasó directamente debajo de su tabla se dio cuenta de que era «un gran tiburón blanco». Como cualquiera haría en circunstancias tan alarmantes trató de regresar a la costa lo más pronto posible, pero como los vientos eran ligeros, no pudo hacerlo rápidamente.
Mientras se acercaba a la playa, Fabre escuchó a su compañero, que también ya había visto al tiburón en la cámara de su dron, gritándole para que escape. Afortunadamente, ella alcanzó tierra seca sin haber sido atacada, aunque, por razones obvias, estaba aterrada por el incidente.
Para buscar nuevas maneras de mantener sanos y salvos a los deportistas acuáticos y a los turistas, las autoridades australianas están tomando un creciente interés en la tecnología de aviones no tripulados como una forma de monitorear las aguas. El año pasado se reportaron 26 ataques de tiburones en Australia, con dos muertes como resultado.
Nueva Gales del Sur, cuya costa cubre casi 700 millas e incluye a la ciudad de Sydney, gastó 16 millones de dólares hace un par de años en soluciones basadas en tecnología. Estas incluyen no sólo detectores de tiburones, sino también «boyas inteligentes», que son estaciones que dan un seguimiento en tiempo real del horizonte y que mandan una alerta a los teléfonos de quienes estén en la playa cuando un tiburón está en aguas cercanas.