Es probable que ni te hayas dado cuenta, pero durante los últimos diez años, un solo grupo ha disfrutado de un monopolio total de los lanzamientos espaciales militares.
Gracias a un acuerdo de exclusividad, la United Launch Alliance (ULA, una asociación entre Lockheed Martin y Boeing) ha sido durante años la única organización capaz de obtener contratos de lanzamiento de satélites militares.
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Pero ahora que la Fuerza Aérea de los Estados Unidos acaba de firmar un contrato de $82.7 millones de dólares con SpaceX, el monopolio parece haber llegado a su fin.
En un comunicado, los representantes de la ULA explicaron su decisión de no competir por el contrato, citando problemas financieros de la alianza, y limitaciones en los motores de sus cohetes (fabricados en Rusia), debido esto último a las sanciones impuestas contra el país de Putin.
Es esta una gran victoria para SpaceX, pero aunque el contrato fue firmado esta semana, tardará aún dos años para llevarse a buen término. Será entonces cuando Elon Musk y su equipo de SpaceX lancen su satélite GPS desde Florida, en mayo de 2018.
Según parece, otra razón por la cual la ULA decidió no competir se debería a la “fama” que tiene SpaceX de bajar sus precios, una reputación basada en la intención de Musk de ofrecer viajes “civiles” a Marte a precios asequibles. Por lo visto, esa misma reputación de asequibilidad jugó un rol determinante en la elección de los mandos de la Fuerza Aérea por SpaceX.
“Con esta adjudicación […] se espera lograr un equilibrio entre el éxito de la misión, el satisfacer las necesidades operacionales, la reducción de los costes de lanzamiento, y la re-introducción de la Seguridad Nacional en la competencia de las misiones espaciales”, dijo el Teniente General Samuel Greaves, jefe de Espacio y de Sistemas de Misiles de la Fuerza Aérea.
Con los casi $83 millones de dólares de financiación contractual, SpaceX (o Space Exploration Technologies, nombre oficial de la empresa) producirá un cohete Falcon 9 completo, perfectamente adecuacuado como nave espacial, además de obtener la certificación necesaria para realizar vuelos espaciales, y cubrir las operaciones que faciliten el lanzamiento del satélite en 2018.
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SpaceX ya está trabajando con más de $10 millones de dólares obtenidos por contratos de servicios de lanzamiento de la NASA y otros grupos de exploración espacial, por lo que el mundo militar no es desconocido para la empresa.
Por otro lado, la competencia entre contratos abiertos significa un gran cambio para el ejército estadounidense. Ahora que el monopolio de la ULA se ha roto, la Fuerza Aérea tiene previsto abrir concursos de adjudicación en —al menos— otros ocho lanzamientos de satélites antes de finales de 2018.