El mundo científico está de luto. Marvin Minsky, el pionero de la inteligencia artificial murió el domingo pasado a los 88 años de una hemorragia cerebral en la ciudad de Boston.
«Fue el último de los padres de la inteligencia artificial , un maestro», dijo Daniela Rus, directora del Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT (Massachussets Institute of Technology) y que Minsky co fundara en 1959 junto a su más íntimo amigo John Mc Carthy, quien acuñó el término inteligencia artificial (IA).
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Minsky, nació en Nueva York 9 de agosto de 1927 y tras acabar la escuela secundaria se unió a la Marina de los Estados Unidos. Tras dos años de servicios comenzó a estudiar matemáticas en la Universidad de Harvard y luego en Princeton, donde se recibió con el doctorado de Ciencias Informáticas en 1950.
Según sus propias palabras, estos últimos años de aprendizaje lo pusieron en contacto con “gente brillante” como Albert Einstein y Kurt Gödel que habían huido de Europa durante el ascenso del nazismo y la segunda guerra mundial.
Minsky trabajó para transformar las primeras computadoras en máquinas inteligentes capaces de imitar la mente humana. Su libro “La Sociedad de la Mente” publicado en 1985 y que puede ser leído sin tener una formación científica significativa, logró lanzarlo a la cima de la ciencia informática mundial al considerar que la estructura y función intelectual del cerebro está formada por una asociación de procesos simples y cooperativos que por sí solos no son inteligentes. Minsky creía que con el estudio y la comprensión de esos mecanismos «Se podría impartir razonamiento y sentido común a las máquinas».
Su teoría se contrapone a otro grupo de científicos que sostienen que el logro de cualquier nivel de inteligencia similar o superior a la de las personas, es sólo un problema de fabricación de computadoras más grandes, más rápidas y de capacidad de almacenamiento de inmensas cantidades de conocimiento.
Cualquiera sea el lado en que tomemos en la controversia, su desaparición física no significa el fin de la investigación en inteligencia artificial. Su legado deja una nueva generación de científicos que van generando innumerables aplicaciones como sistemas de diagnóstico médico, robots inteligentes, drones y numerosos sistemas que pueden resolver problemas como cualquier ser humano.