De acuerdo, todos queremos ser buenos y en conciencia debemos serlo si queremos vivir en un mundo más humano y habitable. Sin embargo, hay ocasiones en las que resulta muy difícil ser del todo bueno y otras, como la que te contamos ahora, en las que es literalmente imposible. Nos referimos a Vampyr, el último proyecto de Dontnod, el creador de Life is Strange, y lo comprenderás fácilmente: si quieres sobrevivir necesitas beber sangre y hacerlo sin herir a nadie resulta extremadamente complejo. Esto es así porque en el videojuego representas la figura de un vampiro y para alimentarte te ves en la obligación de matar gente. Tan sencillo, tan difícil… Planteamos este dilema puesto que este título plantea al protagonista un dilema moral que muestra cómo los desarrolladores se enfrentan a una nueva moralidad en los videojuegos.
Un médico no muy confiable
En Vampyr representas al doctor Jonathan Reid, un famoso cirujano londinense que operaba en torno a 1918 y que, tras ser asesinado, ‘revivió’ en forma de vampiro en contra de su voluntad. Puedes pensar que liarse a tiros y poner bombas no provoca ningún tipo de debate moral a estas alturas, pero en este título, vivirás en primera persona la angustia del doctor en su búsqueda de respuestas sobre por qué le ha sucedido esto y quién lo ha provocado.
Por si este creciente conflicto moral fuera poco, Londres vive en ese momento una epidemia sobrenatural que amenaza con arrasar la ciudad y nuestro protagonista se ve obligado a salvarla. La capital se ha convertido, por otro lado, en un lugar peligroso, incluso para un vampiro: está repleta de vampiros no muy amistosos y más seres que vagan por las calles, junto con patrullas anti-vampiros que no tendrán miramientos contigo.
Aunque cuenta con numerosas oportunidades de luchar cara a cara, este no es un juego de acción per se, ya que buena parte de la trama se desarrolla entre diálogos y búsquedas, en los que te toparás con más gente en un clásico intercambio de juego de rol. Y aunque tu espíritu sea dialogante y pacifista, te verás obligado a sacar las uñas ante la cantidad de entes y personajes que quieren acabar contigo (recuerda que eres un médico, no un luchador).
Por suerte, hay una manera de conseguir una gran energía y fuerza que necesitarás para tu supervivencia, aunque tal vez la forma de conseguirla no te va a gustar mucho: comerte a gente. No, no nos referimos a pegar un bocado a uno de los malignos vampiros que han intentando acabar contigo, sino a los inocentes ciudadanos con los que coincides en un tenebroso (para ellos) turno nocturno en el hospital.
La consulta del ‘galeno’ en Vampyr
Pero no todo el juego se desarrolla en las calles y a mordiscos; una parte importante del mismo tiene lugar en el hospital Pembroke, en el que nuestro protagonista atiende a pacientes o bien realiza visitas médicas a enfermos de cercanos y empobrecidos barrios como White Chapel. Estas visitas resultan un tanto deprimentes puesto que estos malogrados pacientes te contarán sus penurias y de hecho, tendrás oportunidad de ayudarles.
Pero estos encuentros resultarán más adelante importantes en el desarrollo del juego, ya que muchos personajes están inevitablemente relacionados, como sucede en la vida misma. A medida que avanzas, Vampyr te ayudará a adentrarte en la compleja conexión humana y es que, a diferencia de los malos con los que te toparás, los ciudadanos mortales tienen innumerables lazos sociales y compromisos adquiridos, formando una gran comunidad. Te avanzamos esto porque cuando decides acabar con alguien, además de la pena que pueda darte, el hecho en sí tendrá sus consecuencias.
Así las cosas, si decides acabar con alguien, su entorno más cercano sufrirá y lo pasará mal, pero si lo que haces es machacar a alguna persona en concreto o a un grupo de amigos, toda la comunidad se revolverá y se armará un lío monumental en el barrio. Por contra, a medida que intimes con una persona podrás conocer más detalles de su vida y le administres medicamentos para sanarla, al darle el temido ‘abrazo de vampiro’ adquirirás más fuerza. Dicho de otra manera, los personajes que conozcas mejor y con los que pases más tiempo, son los que te dan más energía al clavar los colmillos.
¿Cuál es la decisión acertada?
Los juegos que crean debates morales no son nuevos, y conocemos títulos como Mass Effect o The Witcher en los que se plantean dudas filosóficas o éticas que desafían a los usuarios en conflictos que van más allá del joystick. Estos juegos en los que hay que tomar decisiones se sitúan generalmente en zonas grises de nuestra moral en las que no hay un bien o un mal claros.
Vampyr y Detroit: Become Human, el título de Sony para PS4 con similar narrativa, van un poco más allá: el usuario sabe qué está bien y qué mal con claridad, pero recibirá incentivos tanto en una decisión como en la otra, poniendo el asunto más complicado. En Detroit se plantea un futuro no muy lejano en el que androides inteligentes son explotados como esclavos, pero comienzan a tener conciencia de su situación.
Tu decisión, en este caso, será elegir entre una protesta pacífica o la rebelión para devolver los derechos a los robots; aunque en ocasiones la agresión pueda servir, en este título se valora más la empatía, y pese aunque en ocasiones cueste ser bueno, aquí se recompensa. Vampyr, por su parte, te empuja a que disfrutes clavando los colmillos, aunque te recuerda posteriormente cuáles son las consecuencias. En lugar de ser “bueno” o “malo”, este juego te recuerda que no siempre se puede ser del todo bueno y si te ves obligado a dañar a alguien, que al menos sea de forma controlada…