“El Gears of War de siempre, con algunos detalles nuevos e interesantes.”
- Las habilidades especiales de los personajes funcionan a la perfección.
- Pese a ser lineal, el ritmo no es plano: tiene varios matices.
- Visualmente impresionante en Series X y Series S.
- Su duración no es muy larga, aunque dado su precio de $20 dólares parece correcta.
El alabado Gears 5 es, por mérito propio, uno de los mejores juegos que tiene Microsoft a su haber en sus plataformas. El juego original de 2019 se ha visto potenciado con su optimización para Xbox Series X y Series S y ahora, gracias a una nueva expansión llamada Gears 5: Hivebusters, está otra vez en la palestra no solo porque esta mini campaña es muy buena, sino porque otra vez abre la discusión sobre el futuro de Gears of War como franquicia.
Gears 5: Hivebusters apela a las tradiciones
Antes de hablar de Hivebusters como tal, es bueno un poco de contexto. Gears of War (estilizada ahora a Gears, a secas) es una franquicia que parece más veterana de lo que en realidad es: desde 2006 a la fecha cuenta con seis entregas principales más un spin off de otro género llamado Gears Tactics. Y en general, está la sensación de que lo mejor de la saga lo vimos en Xbox 360 con la trilogía original. Luego de Gears of War 3, los juegos subsiguientes no consiguieron el mismo impacto dado un pequeño desgaste de la fórmula original.
Porque Gears of War es un juego muy específico, que -al menos en el papel- no parece que tenga la flexibilidad suficiente como para salirse de la ruta sin que deje de ser o sentirse como Gears: ponerse a cobertura, disparar, repetir. El reciente Gears 5 intentó algo diferente con una especie de mundo abierto o hub principal, que expandió un poco el alcance de los juegos en términos de escala, aunque lo granular siguió siendo el Gears of War de siempre.
Por lo tanto, Gears 5: Hivebusters es una expansión curiosa en el sentido de que se olvida de los entornos más amplios y la exploración más pausada del juego principal para volver derechamente a lo más tradicional de la saga. Aquí se narra una pequeña historia, la del escuadrón Scorpio, que tiene una misión muy específica que llevar a cabo y para llevarla a cabo hay que abrirse paso entre los Locust como si fuera un juego de Xbox 360. Directo al grano.
Desde el primer nivel de Hivebusters, se dejan muy claros los objetivos del escuadrón, compuesto por tres personajes relativamente nuevos para la saga. Estos tienen que adentrarse en el interior de una estructura tipo búnker y detonar una bomba en una misión clave para la humanidad. ¿Suena parecido al primer Gears of War? La verdad es que sí, aunque aquí hay varios giros de guión que agregan valor al paquete, pese a que su duración no va más allá de las tres horas.
Ahora, lo importante aquí está en la manera en que están estructurados los niveles y los encuentros que se dan en cada uno de ellos. Los Gears antiguos eran lineales y por ende, algo planos en cuanto a ritmo; la mayoría de los capítulos giraban alrededor de encuentros contra hordas de enemigos que se sucedían unas tras otras, con eventuales pausas para subirse a un vehículo o similares.
Hivebusters respeta esa estructura pero con mayores matices en el ritmo que tienen sus seis capítulos. Siendo los niveles siempre cerrados, lo que se hace aquí es dar ciertos respiros en algunas zonas; por ejemplo, hay lugares específicos que se pueden limpiar de enemigos mediante el uso de sigilo, mecánica que funciona bien y que es bastante novel en Gears of War.
Eliminar enemigos mediante ataques en silencio por la espalda era algo impensado para la saga y aquí sin embargo, se ejecuta a la perfección y no se ve ni se siente para nada fuera de lugar. Eso no significa que todo se pueda resolver de esta forma ni nada por el estilo; de hecho, la gran mayoría de enfrentamientos se dan a disparo limpio, tal como ha ocurrido siempre. Y en ese aspecto también hay elementos pequeños que hacen al juego interesante, como ser las habilidades específicas de los integrantes del escuadrón. Keegan, el personaje principal, puede recargar las armas de todo el grupo en un área específica, lo cual es siempre útil y sobre todo cuando se consiguen las armas más poderosas pero con munición limitada.
Si bien el arma emblemática de Gears of War es el fusil con motosierra integrada, me quedó la impresión de que Hivebusters, como ningún otro juego de la franquicia, quiere que uno vaya variando el armamento y utilice todo lo que está a la mano. En juegos anteriores siempre ocurría que, por ejemplo, armas como la escopeta Gnasher o el arco fueran solo un acompañamiento al Lancer con motosierra. Aquí en cambio pareciera que el juego constantemente nos dice que exprimamos al máximo el lanzagranadas, porque en poco tiempo será posible volver a recargarlo gracias a la habilidad de Keegan.
Corto, efectivo y visualmente impecable
Gears 5: Hivebusters es una campaña corta pero muy efectiva. No solo porque se puede terminar en una sola sesión de juego, sino también porque nunca parece que se está haciendo la misma acción todo el rato. Entre los enfrentamientos con enemigos, las caminatas recorriendo niveles buscando uno que otro objeto, las secciones en las que se escapa de inminentes derrumbes o la caída imparable en túneles sin fin, Hivebusters ofrece mucha variedad pese a que en tres horas aparecen los créditos.
Hivebusters me pareció algo más interesante que la campaña completa de Gears 5. Porque en cierta forma, esta expansión no es una vuelta de tuerca sino una actualización de lo que fueron los juegos originales, manteniendo la estructura más lineal pero agregando matices en mecánicas que quedan muy bien. Y además, hay una variedad muy interesante respecto a la ambientación de los niveles: algunos se ven muy coloridos y nada parecido a los colores tan planos y cargados al sepia o gris de anteriores juegos. Gears of War también luce bien en entornos selváticos que perfectamente podrían encajar en Uncharted y sin ir más lejos, debe ser uno de los juegos que mejor se ve en las nuevas Xbox Series X y Series S: a 60 cuadros por segundo, la experiencia es impecable.
Gears 5: Hivebusters sirve además para preguntarnos sobre el futuro de la franquicia. Tal vez esta expansión sea un pequeño avance de lo que se viene (o tal vez no) y deja en claro que Gears of War, dentro de todas sus limitaciones fundamentales, aún tiene espacio para darse un refresco sin necesariamente reinventarse por completo.