Lo que parecía ser un clásico condenado exclusivamente a la nostalgia ha terminado por ser la primera gran sorpresa de 2024 en el mundo de los videojuegos. Sin demasiado bombo, y ciertamente, sin demasiada expectativa, Ubisoft estrena Prince of Persia The Lost Crown.
En la era de los mundos abiertos y las aventuras siempre en primera persona, Ubisoft revitalizó a uno de los grandes clásicos de los videojuegos nutriéndolo con las tendencias de diseño de otro género clásico que ha vivido todo un revival en el último lustro: el de los metroidvania. Prince of Persia The Lost Crown se presenta como un robusto juego de exploración plagado de acción de inicio a fin, con niveles cuidadosamente diseñados que ofrecen un reto que siempre se siente exigente, pero que rara vez frustra al jugador. Y si fuera el caso, Ubisoft ha hecho un concienzudo trabajo de accesibilidad para hacer de The Lost Crown tan personalizable en su dificultad como ha sido posible.
Visto en retrospectiva con el clásico Prince of Persia que muchos jugamos en MS DOS, The Lost Crown parece tener poco en común con el lejano clásico que Jordan Mechner lanzó en 1985 y que animó usando cintas VHS de su hermano realizando distintos movimientos, característica que a la postre terminaría por dar nombre a un género: el de los cinematic platformers. Y si hubiera algo en común, definitivamente sería que la acción de The Lost Crown es sumamente cinematográfica.
Visualmente su protagonista tiene más en común con el príncipe incógnito de The Sands of Time que con el persa rubio al que con nuestros saltos torpes provocamos la muerte infinidad de veces con tal de salvar a la princesa antes de que se cumpliera la hora fatal. Tampoco hay un límite de tiempo. Lo que sí hay son espadas, decenas de trampas tan sanguinarias y sádicas como las sierras que partían al héroe en dos y criaturas fantásticas que Ubisoft clama que están inspiradas en Persia.
Tenga o no similitudes con los Prince of Persia del pasado, The Lost Crown es un juego entretenido que no solo se ha nutrido de juegos como Blasphemous o Dead Cells, sino que también ofrece propuestas atractivas para mejorar el género de los metroidvania. ¿Cuántas horas de backtracking —regresar a un área previamente explorada con una nueva habilidad— nos habríamos ahorrado si hubiéramos tenido una función tan útil como sacarle un pantallazo a esa área con un punto inaccesible?
Sí, puede que The Lost Crown no tenga mucho del Prince of Persia de hace 35 años. A cambio ofrece uno de las mejores síntesis de los exponentes más excelsos de un género de gran pedigrí. Quien sea que tenga alguna buena memoria sobre Prince of Persia debería darle una oportunidad a The Lost Crown.