En 2021, Take-Two Interactive, la compañía detrás de Rockstar Games y la saga Grand Theft Auto, demandó por piratería a un grupo de modders que lanzaron versiones mejoradas de GTA III y GTA Vice City mediante el uso de ingeniería inversa. Pero estos, lejos de acobardarse, respondieron: sus acciones corresponden a un uso justo.
Según la demanda impuesta por Take-Two, estas versiones modificadas llamadas re3 y reVC fueron distribuidas de manera ilegal, ya que los autores utilizaron el código fuente de los juegos sin permiso. Y además, lo hicieron de forma maliciosa, a sabiendas de que atentaban contra la propiedad de Rockstar Games, solo con el fin de promover el uso de versiones pirata de los mencionados títulos.
En otras ocasiones, los autores de mods o versiones alternativas dan de baja los archivos y evitan que la demanda siga su curso; enfrentarse en corte con empresas del tamaño de Take-Two no es siempre una buena idea. Sin embargo, los demandados respondieron con argumentos que no dejan en buen pie a Rockstar Games.
Uno de ellos tiene que ver con la naturaleza de estas nuevas versiones modificadas, que no se pueden utilizar sin los juegos base. Por lo tanto, el argumento de que estos mods conllevan a piratería es improcedente, porque quienes quisieran usarlos debían adquirir copias originales.
Por otra parte, la defensa de los modders argumenta que Take-Two ha incentivado el uso de mods en sus juegos y que incluso en el pasado permitieron a otros desarrolladores utilizar parte del código, como en el caso de Multi Theft Auto, un proyecto que agregó modo multijugador a títulos antiguos. Con Multi Theft Auto, Take-Two pareció no tener problema alguno.
Los modders también sacan a la luz el hecho de que Rockstar dejó de agregar parches o correcciones a GTA III y Vice City. Y para que los mods pudieran funcionar sin problema, hubo la necesidad de utilizar porciones del código del juego protegidas bajo leyes de copyright, pero esto se limitó “al mínimo”, según los defendidos.
Cuando se introdujo la demanda en septiembre de 2021, se sospechó que más allá de los problemas de copyright, una de las razones tenía que ver con la futura existencia de versiones remasterizadas de los Grand Theft Auto de PlayStation 2. Estas remasterizaciones tendrían que llegar a competir con re3 o reVC, que ya incluían mejoras por su cuenta, y el trabajo de Rockstar, de no ser bueno, podía quedar en entredicho.
Y eso fue lo que ocurrió, ya que las nuevas versiones de GTA III, Vice City y San Andreas tienen varios detalles muy buenos, pero otros que dejan mucho que desear.
Será interesante ver cómo se termina esta demanda, ya que si bien enfrentarse a una empresa gigante como Take-Two es arriesgado, los modders deben tener razones potentes para terminar la pelea legal frente a un juez, con todo lo que eso significa en caso de perder.