El videojuego Doom es uno de los más famosos y populares de la historia, y también uno de los más adaptables. Desde su lanzamiento en 1993, ha sido instalado en todo tipo de dispositivos, algunos de ellos muy insólitos. Por ejemplo, ¿sabías que Doom se puede jugar en una calculadora gráfica, en una impresora, en un cajero automático o en un piano? Estos son solo algunos de los lugares más extraños donde ha sido posible disfrutar de este clásico de los disparos en primera persona.
Pero ahora la situación parece haber llegado mucho más lejos, ya que una estudiante de doctorado de ingeniería biológica en el MIT Lauren Ramlan ha subido a su canal de Youtube hace unas semanas un vídeo en el que explica en casi 7 minutos cómo ha utilizado una original pantalla para mostrar una partida del juego, utilizando una colonia de E. coli, una bacteria habitual en el tracto digestivo.
Con el nombre de 1-Bit Pixels Encoded in E. coli for the Display of Interactive Digital Media o, la estudiante se propuso que células representasen los píxeles iluminados de una pantalla en la que se viese el juego utilizando proteínas fluorescentes que se pudiesen activar.
Lleva unos 70 minutos mostrar la imagen y luego 8,3 horas en desactivar la fluorescencia en las células para pasar al siguiente fotograma, lo que, ha calculado Ramlan, supone que tardaría unos 600 años en ver toda la partida.