El Ministerio de Defensa de Ucrania desmontó un dron ruso y, para sorpresa de muchos, la tecnología que se encontró parece más la de un aficionado que la de un ejército de élite.
En el video se puede ver cómo un soldado ucraniano desarma el dron de vigilancia militar ruso Orlan-10, que se estrelló en algún sitio indeterminado de Ucrania. El desmontaje revela, además de un diseño tosco y rudimentario, que el avión no tripulado tiene una cámara Canon DSLR de gama baja en su interior.
En específico, el soldado descubre que la cámara principal con la que el arma de espionaje captura las imágenes es una Canon EOS 750D, una DSLR lanzada en 2015 con un precio de unos $300 dólares en el mercado de segunda mano.
La Canon está sujeta al dron con un simple velcro y su dial fue bloqueado con pegamento, para que este no pueda cambiar de modo por accidente en pleno vuelo. Parece que el depósito del combustible se hizo con una botella de agua de plástico y que varias partes del cuerpo de la aeronave se fijaron con cinta adhesiva.
A pesar de lo rudimentario del dispositivo, la agencia de noticias ucraniana UNIAN indicaba en 2017 que el modelo Orlan-10 cuesta entre $87,000 y $120,000 dólares por unidad.
Desde el comienzo de la invasión de Rusia a Ucrania, los drones han estado presentes tanto como armas de espionaje como de ataque. Incluso desarrolladores ucranianos adaptaron uno con cuatro brazos y un agarre especial para trasladar por los aires bombas molotov y luego lanzarlas.