Japón es un oasis de creatividad. Los fideos instantáneos, el tren bala, las calculadoras personales y los discos compactos son algunas de las invenciones niponas. Su ingenio también los convierte en los pioneros en el desarrollo de los robots humanoides, pero tal vez nunca hubo uno tan curioso como Omoy.
Aunque está lejos de ser un asistente personal como Alexa, el pequeño androide desarrollado por las universidades de Tsukuba y Nagoya es una especie de consejero espiritual. Su función es leer en voz alta mensajes de texto, pero también orientar a su propietario sobre cómo actuar si es que la comunicación no es del todo amable.
La inteligencia artificial con que fue equipado brinda a Omoy la capacidad de evaluar la naturaleza de las comunicaciones entre humanos, encauzar la reacción de su usuario e incluso recomendarle que actúe con empatía con su interlocutor.
Según el equipo desarrollador, que lidera el profesor Yohei Noguchi, este elemento robot “mediador” pude modificar el enfado del receptor.
Un estudio en el que participaron 94 personas demostró que el efecto del robot Omoy suprimió en 23 por ciento de los casos sentimientos negativos como la ira. Cuando el androide emitió mensajes empáticos, el impulso de venganza del usuario se redujo en 22 por ciento de los casos.