Sin quererlo, Cecilia Giménez Zueco se hizo conocida en el mundo entero. Fue en agosto de 2012 cuando intentó restaurar por su cuenta el Ecce Homo, una pequeña pintura de comienzos del Siglo XX, ubicada en un santuario de Zaragoza, España.
Sus intenciones siempre fueron buenas, pero la ejecución no fue la mejor. De hecho, el resultado de este “intento” de restauración fue tan nefasto, que esta aficionada al arte rápidamente se convirtió en el hazmerreír de todo el planeta.
Eso ocurrió hace ocho años y pensamos que nada nunca podría superar la restauración del Ecce Homo, pero nos equivocamos: el 2020 nos tenía preparada otra sorpresa en esta materia.
Resulta que, a un vecino de Palencia, también en España, le llamó la atención el extraño rostro de una de las estatuas que adornan un edificio frente a su casa.
Provisto de un lente especial se dio cuenta de que el rostro distaba mucho de la figura original; de hecho, la nueva presentación era fea, casi una suerte de caricatura o broma de mal gusto que hizo que todos se acordaran de la pobre señora Cecilia Giménez.
El vecino quiso averiguar más detalles sobre esta extraña obra, así se enteró que, efectivamente también se trató de un intento de restauración, ya que la figura original que mostraba a una pastorcilla cuidando una oveja, había perdido su cabeza luego de una fuerte tormenta.
El problema es que nadie sabe quién hizo este cruel intento de restauración, lo cierto es que no fue hecho por ningún profesional, tal como lo dejó en claro la Asociación Española de Restauradores y Conservadores (de la cual no forma parte Cecilia Giménez).
Muchos han intentado hallar un parecido en esta figura amorfa, en The Guardian, por ejemplo, señalaron que el rostro era muy similar al de Donald Trump.