Una investigación que se publica esta semana en Proceedings of the Royal Society B, entrega nuevas concepciones desconocidas de las primeras corrientes migratorias del hombre americano, ya que descubrió una colonia entre Uruguay, Brasil y Panamá que comparte ADN neandertal y denisovano.
Pero no solo eso, ya que indica que parte de la migración de estos hombres prehistóricos se habría dado de sur a norte y no al revés como se establecía hasta hace poco, por lo que estos antepasados americanos podrían haber llegado a Estados Unidos desde Uruguay.
«La presencia de estos ancestros en los antiguos genomas nativos americanos puede explicarse por episodios de mestizaje entre humanos anatómicamente modernos y neandertales y denisovanos, que deberían haber ocurrido milenios antes de que los primeros grupos humanos ingresaran a las Américas a través de Beringia», dijo Andre Luiz Campelo dos Santos, arqueólogo de la Universidad Atlántica de Florida y autor principal del estudio en un correo electrónico a Gizmodo.
En el trabajo reciente, el equipo comparó genomas de restos humanos antiguos encontrados en Brasil, Panamá y Uruguay con restos antiguos de todo Estados Unidos (incluida Alaska, para representar la antigua Beringia), Perú y Chile. Dos genomas completos antiguos de dientes encontrados en el noreste de Brasil que se incluyeron en el estudio fueron secuenciados recientemente.
Quizás lo más intrigante es que el análisis reveló trozos de ADN neandertal y denisovano en los antiguos genomas sudamericanos, así como señales de Australasia en los restos de un individuo de Panamá.
Los individuos antiguos en Panamá y Brasil tenían más señales ancestrales denisovanos en sus genomas que ascendencia específica de los neandertales.
Según el coautor del estudio John Lindo, antropólogo de la Universidad de Emory, la ascendencia denisovana se mezcló con los humanos sudamericanos hace 40.000 años, y su señal persistió en los restos de un individuo de 1.500 años de Uruguay.