Un equipo de investigadores del Instituto Pasteur y del Centro de Investigación e Interdisciplinariedad de París ha desarrollado una nueva herramienta que imita la piel humana y permite así el estudio de las picaduras de mosquitos, sin utilizar a los humanos como “cebo”.
Los resultados de la investigación fueron publicados en eLife.
Esta innovadora herramienta utiliza una especie de harina de sangre artificial y una superficie que imita a la piel humana, lo cual entregará información detallada sobre la alimentación con sangre en los mosquitos.
La ingesta de sangre es esencial para que los mosquitos puedan reproducirse, pero a través de esta acción, los humanos pueden resultar afectados con la transmisión de patógenos como el paludismo, conocido también como la malaria.
«Aunque el paso inicial para obtener alimentación a través de sangre -volando hacia un huésped- está relativamente bien caracterizado, los pasos que se dan después de que un mosquito ha aterrizado en un huésped son menos conocidos”, explica Felix Hol, investigador y principal autor del estudio.
“Hay una falta de herramientas disponibles para medir el comportamiento de las picaduras de mosquitos, y las que existen dependen del uso de huéspedes humanos, lo que limita el número y el tipo de experimentos que se pueden hacer, no se pueden estudiar los mosquitos portadores de patógenos de esta manera”, agrega el autor.
La herramienta desarrollada por los investigadores ha sido denominada “biteOscope” y permite el estudio en alta resolución de la forma en que los mosquitos exploran y sondean las superficies de la piel humana del huésped antes de tomar una comida.
Esta superficie artificial imita la temperatura corporal para atraer a los mosquitos. Sobre ella se aplica una comida artificial que se asemeja a la sangre. Así, el dispositivo se deja en una jaula y se instala una cámara externa para registrar el comportamiento de los mosquitos.
“Descubrimos que el tiempo que un mosquito pasa explorando la piel que no conduce a una alimentación exitosa rara vez es más largo que la duración de una alimentación exitosa…Esto sugiere que si no se encuentra sangre en un tiempo determinado, los mosquitos se rinden y siguen adelante», señala el autor Louis Lambrechts, del Instituto Pasteur.