Una particular investigación cuyos detalles se publican este viernes 3 de marzo en Science Advances, y que ha sido dirigida por Gabriella Spatola, del National Human Genome Research Institute de la Universidad de Carolina del Sur, y por Elaine Ostrander, del National Human Genome Research Institute, ha dado luces sobre las particularidades genéticas de los perros que viven en la zona de exclusión de la ex central nuclear de Chernóbil.
Según el estudio, cuando compararon la genética de 302 perros de Chernóbil con la de perros de todo el mundo, encontraron una distinción clara para indicar que estos perros y sus descendientes realmente han sobrevivido en la zona desde 1986 y que la experiencia los ha cambiado en un nivel profundo.
Para eso, la investigación separó en cuatro secciones a la Zona de Exclusión de Chernobyl (ZEC): la cuarta (la más cercana a la central y la más peligrosa) tiene un radio de 30 kilómetros.
Gabriella Spatola y su equipo usaron muestras de sangre de 302 perros silvestres recogidas entre 2017 y 2019 por la Chernobyl Dog Research Initiative, que desde 2017 presta atención veterinaria a estos perros y recoge muestras para realizar análisis genéticos.
El equipo identificó 15 estructuras familiares complejas exclusivas de la población de Chernobyl en comparación con otros perros de todo el mundo, y con amplias variaciones genómicas dentro y entre ubicaciones geográficas de la ZEC, lo que sugiere que estos perros se desplazan entre emplazamientos, viven cerca unos de otros y se reproducen libremente.
Según le dijo a Gizmodo la autora principal, Gabriella Spatola: «Encontramos que hay dos poblaciones principales de perros dentro de la Zona de Exclusión de Chernobyl; los que viven en las áreas industriales de la planta de energía nuclear de Chernobyl y los que viven aproximadamente a 15 kilómetros de distancia en el área residencial llamada Chernobyl City. Dentro de estas dos grandes poblaciones, encontramos que había 15 familias en total. Pero también vimos mucha migración y mezcla, y la familia más grande tenía perros en todos los sitios que estudiamos. También tienen ascendencia de raza pura, particularmente de razas tipo pastor».
La investigadora agregó que, «la población de perros de Chernobyl brinda una oportunidad única para estudiar los efectos a largo plazo de la radiación en una población que está estrechamente vinculada a los humanos en un entorno natural. Los desastres nucleares inevitablemente ocurrirán, y la información que podemos obtener al estudiar el impacto que esto tiene en las poblaciones domésticas proporcionará información clave sobre cómo podemos estar mejor preparados en el futuro».
Críticas al estudio
Sin embargo, no todo han sido loas para este proyecto, James Smith, de la Universidad de Portsmouth (Reino Unido), cree que el estudio “solo muestra que hay una mezcla diferente de razas y familias en Chernóbil en comparación con otros lugares, lo cual no es un hallazgo sorprendente, dado que la población actual depende de la mezcla particular de razas que sobrevivieron al sacrificio de animales domésticos en 1986″.
Y añade: “Me sorprende que los autores no indiquen claramente en el artículo que sus resultados no demuestran que la radiación esté causalmente relacionada con las diferencias en la estructura de la población de perros de Chernobyl” y que afirmen que estos perros pueden ser genéticamente distintos debido a la radiación cuando el artículo “no presenta pruebas que apoyen una relación causal entre la estructura de la población y la dosis de radiación”.