La Guerra Fría —que enfrentó a Estados Unidos y la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial y que estremeció al mundo hasta los años 90 — sacó a relucir todo el poderío bélico y el desarrollo tecnológico de ambas potencias. Desde cohetes, satélites y naves espaciales hasta modernos armamentos nucleares y equipos de guerra.
Los diseñadores y científicos de ambos bandos crearon artefactos y máquinas tan extrañas como el Ekranoplano. Una nave soviética mitad avión, mitad barco de 544 toneladas, 106 metros de longitud y 42 metros de alto.
“Un híbrido que podía alcanzar una velocidad máxima de 400 km/h gracias a sus diez motores que lo elevaban pocos metros sobre el agua”, destaca el sitio Gizmodo.
Pero la exhuberancia, la envergadura y el respeto que esta máquina mortífera provocó en algún momento quedaron reducidos al abandono. Hoy el Ekranoplano se encuentra varado en una playa en el Mar Caspio, aparentemente abandonado por aquellos que alguna vez pensaron que era una brillante combinación de tecnología de aviación y marina.
De acuerdo con The Vintage News, el modelo, llamado LUN, era transportado por un barco desde una base naval a un museo en Daguestán cuando de alguna manera se soltó.
Durante un tiempo, simplemente flotó en el mar, pero ahora descansa cerca de una orilla arenosa, tan cerca de la tierra que la gente se puede acercar y echar un vistazo a esta reliquia de otra época.
Cuando se construyó, el LUN estaba destinado a volar por encima del agua, a un poco más de 30 pies sobre la superficie. Esto significaba que podía acercarse sigilosamente a los buques de guerra enemigos volando bajo su radar y lanzar un ataque sorpresa si fuera necesario.
Solo se construyó un Ekranoplan y no destruyó ningún barco enemigo. Los soviéticos pronto se dieron cuenta de que era una gran inversión de dinero pero sin mucho rendimiento.