Para estudiar y entender de mejor manera el funcionamiento del cerebro, un grupo de científicos creó un órgano similar que, de forma espontánea, desarrolló algo parecido a unos ojos que incluso pueden reaccionar a la luz.
Estos órganos, o mejor llamados organoides, se crean mediante el uso de células madre pluripotentes. Y en el caso de los ejemplares del estudio, el organoide desarrolló dos “copas ópticas” simétricas desde el centro del cerebro.
Según los científicos, esta especie de ojos sirve para resaltar la habilidad que tienen estos organoides tipo cerebro para “generar estructuras sensoriales primitivas, sensibles a la luz y cuyos tipos de células son similares a las que se encuentran en el organismo humano”.
Los ojos de este pequeño cerebro se desarrollaron en un tiempo similar al del ojo humano, ya que se hicieron visibles y maduraron en un periodo de entre 30 y 50 días. En total, de los 314 organoides creados por los científicos, 72 por ciento desarrolló copas ópticas, que a su vez crearon tejido similar al de la retina y conexiones hacia otras áreas del cerebro.
Ahora bien, lo importante es el uso que se le puede dar a este tipo de organoides. Principalmente, los científicos esperan poder estudiar en diversos campos, como por ejemplo, la manera en que se comportan los ojos en la etapa de desarrollo embrionario. Pero también pueden usarse para el estudio de enfermedades y condiciones que afecten a la parte óptica del cerebro en general.
Y por supuesto, la existencia de estos organoides también genera algunos cuestionamientos éticos. Ya que, más allá de las limitaciones del organismo en sí, lo que los científicos han hecho es crear cerebros de laboratorio. Y los avances en el área de la tecnología biológica siempre son inevitables.