Una curiosa forma de combatir el cambio climático está adoptando la startup Make Sunsets, una empresa que vende packs de compensación de carbono, y que confía en la geoingeniería solar para enfriar el planeta. Su experimento: enviar azufre a la atmósfera para desviar los rayos del sol.
Sin embargo, ¿está esto comprobado científicamente, provoca algo peligroso?
La startup ha lanzado dos globos de prueba, cada uno con aproximadamente con 10 gramos de partículas de azufre, que han ido con destino a la estratosfera, como explica la web de la compañía y sobre la que informó por primera vez MIT Technology Review.
La idea está inspirada en las erupciones volcánicas y las nubes de humo que ha provocado enfriamientos de la Tierra por el bloqueo de la luz solar, debido a la densa columna de humo.
Pero, los daños potenciales pueden ser mayores que la supuesta solución: cambios drásticos en los patrones de precipitaciones de nuestro planeta, daños irreversibles a la capa de ozono o distintas ramificaciones geopolíticas significativas.
Algunos estudios sugieren que la inyección de azufre en el hemisferio norte provocaría sequías masivas en el Sahel, la selva amazónica y en otros lugares de la Tierra. Por el contrario, agregar azufre sobre el hemisferio sur podría aumentar drásticamente la cantidad de huracanes en la zona del Atlántico del hemisferio norte.
Luke Iseman, cofundador y CEO de Make Sunsets, reconoce que el esfuerzo es en parte empresarial y en parte provocación, un acto de activismo de geoingeniería.
«El estado actual de la ciencia no es lo suficientemente bueno … para rechazar, o aceptar, y mucho menos implementar» la geoingeniería solar, escribió Janos Pasztor, director ejecutivo de la Iniciativa de Gobernanza Climática Carnegie, en un correo electrónico al MIT. La iniciativa exige la supervisión de la geoingeniería y otras tecnologías que alteran el clima, ya sea por parte de gobiernos, acuerdos internacionales u organismos científicos. «Seguir adelante con la implementación en esta etapa es una muy mala idea».