Comencé a apostar en línea cuando tenía unos 20 años. Estaba en la universidad pero también tenía un empleo de medio tiempo, así que tenía lo esencial para apostar. Bwin patrocinaba al Real Madrid y así comencé a jugar, en un casino en línea. Mi experiencia fue terrible porque apostar es un juego complejo donde el activo principal para al menos no perder dinero es la disciplina, y desarrollarla suele costar dinero. Los “ricos de casino” son una excepción, un 1% magnificado por las redes sociales. Y aunque sigo disfrutando de las apuestas deportivas e incluso recomendando los casinos en línea para aprovechar sus transmisiones deportivas, creo firmemente que la ludopatía está fuera de control, en buena medida gracias a la amplísima oferta de apuestas online, y 1xBet es prueba de ello.
Vivo en México, donde 1xBet es accesible. A primera vista es un casino deportivo con una enorme oferta, pero si miras más allá de las competencias deportivas de primera te encuentras con un casino hecho y derecho, con tragamonedas de todo tipo, shows de lotería en vivo y hasta tarjetas de raspa y gana, sí, como los boletos de lotería que puedes comprar en algunos autoservicio. Pero en algunos países 1xBet opera apuestas bastante turbias, tanto que ha sido vetada de países como Estados Unidos o Reino Unido (una de las búsquedas más recurrentes en torno a 1xBet es si puede visitarse usando una VPN, de ese nivel es la ludopatía). Entre estas apuestas turbias está el fútbol mesa, literalmente dos tipos, muchas veces menores de edad, sentados frente a frente a escaso metro y medio de distancia y con un baloncito que tratan de empujar por entre los pies del rival. Es enfermizo y esta práctica se repite con otros deportes. ¿Has jugado fútbol con tus compañeros y compañeras del barrio? Bueno, imagina que 1xBet apuesta a esos juegos.
El problema es que estas apuestas, cuya fuente raya en la ilegalidad por el uso de menores de edad en actividades laborales con fines de apuestas, no solo financía instituciones deportivas de primera, sino que engancha a miles de usuarios en todo el mundo, probablemente varios de ellos menores de edad. La cloaca fue destapada por Josimar, una revista noruega de periodismo deportivo y especializada en fútbol, y el grupo de activistas anticorrupción Bellingcat. Así resumen sus hallazgos: “1xBet, patrocinador oficial de apuestas del FC Barcelona, PSG, la Serie A y la CAF está organizando y poniendo momios a cientos de miles de juegos al año en los que participan equipos falsos y chicos de 14 años”.
1xBet fue fundado por 1xbet por los rusos Dmitry Kazorin, Roman Semiokhin y Sergey Karshkov. Todos tienen órdenes de aprehensión en Rusia por delitos ligados a apuestas y crimen organizado.
La ludopatía (la adicción a los juegos de azar o apuestas) está catalogada como una enfermedad mental por la Organización Mundial de la Salud. Las cifras sobre su prevalencia varían de país en país, pero mantienen cierta homogeneidad alarmante sobre sus efectos en la población joven. En Argentina, por ejemplo, según datos oficiales un 12.5% de los jóvenes entre 15 y 24 años (¡15 años!) ha apostado alguna vez y la cifra se eleva a 15.5% entre personas de 25 a 34 años. En México la prevalencia es aún más alarmante: la ludopatía tiene una prevalencia del 35.3% entre jóvenes de 12 a 17 años (¡12 años!). Encima, contextos económicos de crisis suelen ser un combustible perfecto para alimentar la ludopatía.
No creo en el prohibicionismo, pero definitivamente los casinos en línea están fuera de control y a nadie parece importarle realmente. En México, por ejemplo, los casinos y los juegos de azar están prohibidos, pero una serie de triquiñuelas legales permite su operación en todo el país.