En agosto de 2013, Jeff Bezos —fundador y dueño de Amazon— dio un anuncio un poco extraño: adquirió The Washington Post por la suma de $250 millones de dólares. Y mucha gente se preguntó, ¿por qué Jeff Bezos compraba este diario?
El nombre de Bezos está invariablemente asociado al mundo digital. Amazon fue el producto de una visión propia de los noventa, cuando internet poco a poco empezaba a cambiar las costumbres de las personas. Por tanto, un diario es casi la antítesis de lo anterior: un negocio vetusto, de otra época y que ya en 2013 había entrado en plena era de la crisis de los medios, en particular, de los medios impresos.
Sin ir más lejos, en 2013 The Washington Post perdía y perdía dinero al no estar ajeno a los problemas de los diarios impresos o en formato tradicional que comenzaban a dar el salto a internet.
Años más tarde, la vida de The Washington Post es algo diferente debido a los cambios que introdujo Jeff Bezos. Y estas modificaciones no tienen tanto que ver con el manejo editorial del periódico —él mismo reconocería más adelante que no sabía nada sobre periodismo—, sino más bien con la modernización y digitalización de la empresa.
Desde la compra de Jeff Bezos hasta ahora, The Washington Post logró duplicar su tráfico y aumentar de manera significativa la cantidad de suscriptores pagados, lo que a su vez permitió detener las grandes pérdidas de dinero.
Pero la pregunta del primer párrafo sigue sin responderse: ¿por qué un magnate del mundo digital compra algo tan propio del mundo análogo como un diario?
Todo parece indicar que no se trata de un capricho de multimiillonario, como bien podría atribuirse el caso de Blue Origin y sus viajes al espacio. Según Marty Baron, quien fuera editor de The Washington Post hasta 2021, Jeff Bezos cree firmemente que “la misión del periodismo es muy importante para la democracia” y para ello es muy necesario que publicaciones como esta existan.
Sin embargo, esa existencia debe darse en otros términos, unos muy distintos a los que dieron origen a los periódicos en formato impreso. Antes de comprar The Washington Post, Jeff Bezos comentó en una entrevista que los diarios de papel “estarían muertos en 20 años” y que solo serían un lujo que la gente leería en los hoteles. Asimismo, Bezos aseguró que nadie pagaría por leer historias en internet.
Ocho años después esas predicciones se han cumplido a medias. El diario en papel comienza, al menos, a ser irrelevante, pero las noticias gratis en la web, en cambio, ameritan una discusión más larga: si bien la mayoría del tiempo los usuarios no pagan, los medios digitales que operan bajo servicios de suscripción son cada vez más, como el propio The Washington Post.
Pero seguramente nada de eso le importa mucho a Jeff Bezos en estos días. Ya no ser el CEO de Amazon le ha dejado más tiempo libre para, entre otras cosas, seguir manejando los hilos de The Washington Post, no ajeno al criticismo y los problemas: en 2018, un gran número de trabajadores del diario entraron en disputa debido a los bajos sueldos que se pagaban, mientras que en 2016 ya había robots escribiendo historias sobre lo ocurría en los Juegos Olímpicos de Río.
La historia suena muy similar a la de Amazon.