Una guerra nuclear entre dos superpotencias provocaría un efecto prolongado conocido como El Niño que haría de los océanos fuentes inviables para la alimentación humana, concluye un estudio realizado por científicos de la Universidad de Rutgers en Estados Unidos.
La investigación, publicada en la revista Communications Earth & Environment, da cuenta que una guerra nuclear entre dos superpotencias, digamos Estados Unidos y Rusia, provocaría incendios a gran escala que a la larga dejarían una gigantesca nube de hollín, que además de imposibilitar la agricultura, dejaría sin luz solar a los océanos, lo que provocaría un efecto en cadena que reduciría la población de algas marinas —fitoplancton, la base de la cadena alimenticia marina— en un 40 por ciento en la región oceánica del Pacífico ecuatorial.
Los científicos llegaron a esta conclusión luego de elaborar un modelo de simulación por computadora con seis escenarios nucleares, uno de ellos protagonizado por Estados Unidos y Rusia, y otros con cinco guerras “menores” entre India y Pakistán. En todos ellos, la situación sería catastrófica para el futuro de la humanidad.
Pero, ¿por qué investigar el impacto de un apocalipsis nuclear en los océanos? Para diseñar un plan de contingencia, dicen los científicos. Estudios previos han dado luz sobre cómo afectaría una guerra nuclear a la agricultura, pero poco se sabe de qué efectos tendría la catástrofe sobre los océanos y la vida marítima entendida como fuente de alimento humano. Sin tierra fértil que cultivar, los océanos lucían como un salvavidas. No es así.
“Investigaciones pasadas han demostrado que el enfriamiento global después de una guerra nuclear podría conducir a la pérdida de cosechas en tierra; nuestro estudio muestra que probablemente no podemos depender de los mariscos para alimentar a las personas, al menos no en esa zona del mundo”, dicen los especialistas.