La disputa entre el Departamento de Justicia de Estados Unidos y Google, que quiere obligar a la compañía de Mountain View a vender Chrome, para romper su monopolio, encontró una dura respuesta de Google en un comunicado oficial.
«El Departamento de Justicia optó por impulsar una agenda intervencionista radical que dañaría a los estadounidenses y al liderazgo tecnológico global de Estados Unidos. La propuesta excesivamente amplia del Departamento de Justicia va mucho más allá de la decisión de la Corte. Rompería una gama de productos de Google, incluso más allá de la Búsqueda, que la gente ama y encuentra útiles en su vida cotidiana», sostiene Google.
Los puntos de Google para justificar que la venta de Chrome es dañina
Google además dejó establecido que es lo que perderían los usuarios y en general Estados Unidos, en caso de que prospere la obligación del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
- Poner en peligro la seguridad y la privacidad de millones de estadounidenses, y socavar la calidad de los productos que la gente ama, al forzar la venta de Chrome y, potencialmente, de Android.
- Exigir la divulgación a empresas extranjeras y nacionales desconocidas no solo de las innovaciones y resultados de Google, sino aún más preocupante, de las consultas de búsqueda personales de los estadounidenses.
- Enfriemos nuestra inversión en inteligencia artificial, quizás la innovación más importante de nuestro tiempo, donde Google juega un papel principal.
- Perjudicar a los servicios innovadores, como Firefox de Mozilla, cuyos negocios dependen de cobrar a Google por la ubicación en la Búsqueda.
- Obstaculizar deliberadamente la capacidad de las personas para acceder a la Búsqueda de Google.
- Ordena la microgestión gubernamental de la Búsqueda de Google y otras tecnologías mediante el nombramiento de un «Comité Técnico» con un enorme poder sobre tu experiencia en línea.
La respuesta final de Google contra el Departamento de Justicia es muy duro:
«El enfoque del Departamento de Justicia resultaría en una extralimitación gubernamental sin precedentes que perjudicaría a los consumidores, desarrolladores y pequeñas empresas estadounidenses, y pondría en peligro el liderazgo económico y tecnológico global de Estados Unidos precisamente en el momento en que más se necesita».