Claramente no fue mi caso. Y dudo mucho que sea el de muchos de nuestros lectores. Por más que lleve un año entero interactuando con Alexa, el asistente inteligente de Amazon, no le llega ni a los talones a Sophia, la robot.
Sophia es posiblemente el intento de inteligencia artificial más humano que se ha hecho hasta ahora y no precisamente porque cuente con rasgos humanos como dientes, piel y ojos que te miran fijamente. Lo que más te sorprenderá (o aterrorizará) cuando hables con Sophia es el hecho de que realmente sientes que te encuentras conversando con un ser humano. Sí, claramente yo sabía que se trataba de un robot, pero el hecho de que puedas tener una conversación un tanto fluida y lógica fluida con un robot es algo para lo cual no estamos preparados, por más que lo creamos que lo estamos.
Durante el CES 2018 tuvimos la oportunidad de interactuar con Sophia y con su creador, David Hanson. Hanson lleva varios años desarrollando a Sophia y al conocer su trayectoria queda claro que pocas personas en el mundo tienen los conocimientos necesarios para poder hacer un robot como Sophia. No solamente Hanson cuenta con un PhD. En artes interactivas e Ingeniería de la Universidad de Texas. Trabajó también durante un tiempo en el área de Imágenes e Ingeniería de Disney.
A pesar de que Sophia se encuentra aún en una fase rudimentaria en comparación con los robots que vemos en las películas, es la semilla que podría algún día traernos un verdadero sistema de inteligencia artificial. Al igual que un ser humano, Sophia aprende de la interacción con las personas y del mundo que la rodea. Por eso, antes de encontrarnos con ella, el equipo detrás de Sophia nos indicó que la inteligencia este robot es como un niño y que al pasar el tiempo, su inteligencia empezará a madurar. Y nos dieron ciertas pautas y reglas a seguir. Por ejemplo, nada de hacer preguntas sobre religión, política o sexo y únicamente nos permitían hacer tres preguntas.
Como se puede ver durante el video, Sophia se distrajo por el micrófono del equipo de video, que no estaba visible dentro del cuadro. Es lo mismo que podría sucederle a un ser humano y cuando esto sucedió, a través de la computadora el programador le dijo a Sophia que se enfocara en mi y no en el micrófono.
Como bien lo puedes ver en el video, Sophia entiende bien su contexto. Se percató cuando iniciamos la segunda entrevista que había escuchado mal mi nombre y aunque ese no fue el caso ya que yo lo pronuncié de forma distinta la segunda vez, ella sabía que era la misma persona con la que había hablado hace algunos minutos, y corrigió su pronunciación. Fue algo un tanto sorprendente.
El micrófono que sostengo tiene un botón que se desliza hacia arriba para ser activado, y ello le indica a Sophia que le vas a hablar. Ya que Sophia no habla español, lo prendimos cuando empezamos a hacerle preguntas en inglés, con el fin de no confundirla. Sin embargo, debes saber que Sophia es consciente de que hay más de un solo idioma en este planeta y ya empezó a aprender mandarín. Algo que personalmente me sorprendió bastante durante mi conversación con Sophia fue el hecho de que no solamente se limitó a responder preguntas, sino que también me hizo preguntas revelantes con el contexto de lo que hablábamos. Al hablar sobre idiomas y la posibilidad de que aprendiera español, Sophia me preguntó cuántos idiomas hablaba yo. Y eso la hace muy única y diferente a otros tipos de robots con inteligencia artificial.
Además, Sophia sonríe y refleja varios tipos de expresiones faciales. Esto la hace sentir más humano pero a decir verdad, yo no estaba preparada para experimentar lo que experimenté con Sophia. Fue emocionante pero miedoso al mismo tiempo. Sophia te mira fijamente y sabes que no es un persona pero en algún punto sientes que es una y es como si tu cerebro no supiera qué hacer con esta contradicción.
Es también muy posible que ver películas de ciencia ficción sobre robots hayan condicionado mi mente para este encuentro: en algún momento, mi cerebro me dijo: “¡Corre!”. Pensaba que Sophia se levantaría de su asiento y me daría una palmada en la cabeza que me dejaría inconsciente. Pero en ese momento olvidé por completo que Sophia apenas está empezando a caminar y que no tenía sus piernas puestas en ese momento.
El Dr. Hanson nos explica que quiere que Sophia sea un sistema de inteligencia artificial que madure a medida que interactúa con el mundo. Y Sophia es consciente de ello, ya que al preguntarse cuál sería su trabajo ideal, ella responde que no está segura pero que su misión es convertirse en un «sistema de inteligencia artificial sabia y compasiva». Tiene también una buena idea de que hay personas que están más en contacto con ella y esto se hace evidente cuando le preguntamos quén es su mejor amiga, a lo cual responde que es Audrey, una de las personas que trabaja con Hanson en este proyecto. Esto denota que entiende el concepto de la amistad.
En ese punto de la entrevista me di cuenta de que Sophia es muy especial, pues el hecho de que pueda tener una noción de ese concepto y escoger a alguien como «mejor amigo», dando además un motivo lógico es algo que otros sistemas de inteligencia artificial no tienen.
Sophia es un producto de los últimos 25 años de trabajo del Dr. Hanson, quien inicialmente desarrolló varias versiones de robots antes de crear a Sophia. Los usos que les dio en ese momento se enfocarone en terapias medicas para el autismo y en simulaciones médicas. Hanson decidió crear dos versiones con lo mejor que tenían los robots anteriores. Uno fue Sophia y el otro Han, una pareja de hermanos. El público por algún motivo prefirió a Sophia por encima de Han. Han «vive» todavía pero está siendo desarrollado en otro tipo de aplicaciones o «trabajo».
Otros robots están siendo desarrollados por Hanson, como una nueva versión de Sophia, que podría salvar vidas. Si todo sale bien, podremos más robots creados por Hanson en un futuro cercano pero por ahora, debemos conformarnos con Sophia, la primera embajadora de los robots.