Esa es la premisa detrás del primer café de drones, que acaba de abrir sus puertas en la ciudad de Eindhoven en Holanda.
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La idea surgió de los creativos (y seguramente un poco ebrios) estudiantes universitarios de la Universidad Tecnológica de Eindhoven.
El café de drones tiene una flota de robots conocidos como Blue Jay. Estos aparatos vuelan encima del cliente y toman las órdenes mediante unos sensores en la cámara.
Tu selección será comunicada a otro dron que recoge la bebida y la posa sobre la mesa. Para prevenir que no se riegue una sola gota, los líquidos vendrán en unos vasos con tapas.
El líder del proyecto, Tessie Hatjes dijo a AFP que la tecnología de drones y Blue Jay en particular, “tiene un ben potencial (y) lo vemos como el siguiente teléfono inteligente, Tu escoges y programas lo que quieres hacer”.
Cada dron cuesta 2000 euros y es el resultado de un programa que busca celebrar los 60 años de la universidad. Una cantidad de proyectos están levándose a cabo en Holanda, para mostrar las posibles aplicaciones que tienen los vehículos aéreos.
“El Blue Jay es un ave inteligente que vive en un ecosistema complejo”, afirman los estudiantes de Eindhoven. “Pensamos que algún día, los drones domésticos harán parte de la sociedad. Un día un dron podrá ser un amigo. Por ahora, un dron es una máquina que te sirve una bebida alcohólica y en el momento en que menos lo pienses, será tu mejor amigo”.
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Más allá de que piensen que será su mejor amigo por servir una bebida alcohólica sin tener que dejar propinas, o si están pensando en un escenario futurista donde los drones tendrían inteligencia artificial, los estudiantes conocen bien el potencial de estos aparatos.
“Podrán por ejemplo prevenir incendios, perseguir ladrones o entregar medicinas”, añaden.
